domingo, 18 de enero de 2015
De qué hablamos cuando hablamos de amor
Estaba hablando mi amigo Mel McGinnis. Mel McGinnies es cardiólogo, y eso le da a veces derecho a hacerlo.
Estábamos los cuatro sentados a la mesa de la cocina de su casa, bebiendo ginebra. El sol, que entraba por el ventanal de detrás del fregadero, inundaba la cocina. Estábamos Mel y yo y su segunda mujer, Teresa -la llamábamos Terri- y Laura, mi mujer. Entonces vivíamos en Alburquerque. Pero todos éramos de otra parte.
Había un cubo con hielo encima de la mesa. La ginebra y la tónica circulaban sin parar, y surgió no sé cómo el tema del amor. Mel opinaba que el verdadero amor no era otra cosa que el amor espiritual. Dijo que se había pasado cinco años en un seminario antes de salirse para estudiar medicina. Dijo que aún recordaba aquellos años del seminario como los más importantes de su vida.
Terri dijo que el hombre con quien vivía antes de vivir con Mel la quería tanto que había intentado matarla. Luego continuó:
-Una noche me dio una paliza. Me arrastró por toda la sala tirando de mis tobillos. Y me decía una y otra vez: "Te quiero, te quiero, zorra.". Y mi cabeza no paraba de golpear contra las cosas. -Terri nos miró- ¿Qué se puede hacer con un amor así?
Era una mujer de huesos finos y cara bonita, ojos oscuros y una melena castaña que le caía por la espalda. Le gustaban los collares de turquesas y los pendientes largos.
-Dios mío, no seas boba. Eso no es amor, y tú lo abes -dijo Mel-. No sé cómo podríamos llamarlo, pero estoy seguro de que no debemos llamarlo amor.
-Tú dirás lo que quieras, pero sé que era amor -protestó Terri-. Puede sonarte a disparate, pero es verdad. La gentes es diferente, Mel. Algunas veces actuaba como un loco, es cierto. Lo admito. Pero me amaba. A su modo, quizá, pero me amaba. En todo aquello había amor, Mel. No digas que no.
Mel suspiró. Levantó el vaso y se volvió a Laura y a mí.
-Me amenazó con matarme - dijo. Apuró el vaso y alargó la mano hacia la botella de ginebra-. Terri es una romántica. Terri es de la escuela de dame una patada-y-así-sabré-que-me amas. Terri, cariño, no pongas esa cara. -Mel alargó la mano por encima de la mesa y tocó la mejilla de Terri con los dedos. Y le sonrió.
-Ahora quiere arreglarlo -dijo Terri.
-¿Arreglar qué? -saltó Mel. ¿Qué es lo que tengo que arreglar? Yo sé lo que sé. Eso es todo.
-De todas formas, ¿cómo nos hemos puesto a hablar de esto? -Terri levantó el vaso, bebió y añadió-: Mel siempre tiene metido el amor en la cabeza. ¿No es verdad, cariño? -sonrió. Pensé que el tema iba a quedar zanjado.
-Yo no llamaría amor al comportamiento de Ed. Eso es lo único que he dicho, cariño -puntualizó Mel-. ¿Y qué opináis vosotros? -Mel se dirigía a Laura y a mí-. ¿Os parece que eso es amor?.............
De qué hablamos cuando hablamos de amor
Raymond Carver
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