"Reducir las emisiones de CO2 a cero neto es un requisito planetario para que el clima se pueda estabilizar", sostiene el investigador catalán Josep Canadell, responsable de uno de los capítulos que conforman el nuevo informe del IPCC.
Foto: Josep Canadell en un bosque australiano que se regenera tras la grave temporada de incendios de 2019-2020. |
«A corto plazo, no hay mucho que podamos hacer, pero a largo plazo los humanos todavía estamos en la cabina de control para decidir a dónde queremos que vaya el clima y el planeta». Es una de las principales conclusiones que Josep Canadell extrae del nuevo informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) presentado este lunes. El también director ejecutivo del Global Carbon Project (GCP) es autor y coordinador principal en uno de los capítulos clave del documento elaborado por el Grupo de Trabajo I como parte del Sexto Informe de Evaluación (AR6), el que será el trabajo más completo y actualizado sobre la crisis climática hasta la fecha.
Ha sido un informe especial porque se ha elaborado en medio de una pandemia. ¿Ha podido influir de alguna manera esta situación al resultado final?
La situación no ha afectado al resultado final, pero ha hecho el trabajo mucho más difícil. Todos los actores y organizadores del IPCC han tenido que trabajar mucho más duro durante muchas horas. De hecho, este informe estaba previsto para mucho antes, pero no pudimos hacerlo porque todos las reuniones se pararon. Para poder acabarlo, hemos estado trabajando con reuniones virtuales día y noche porque tenemos gente por todo el mundo y en todas las zonas horarias.
Quizás la cosa más increíble que ha pasado es que el documento final, el resumen para los gobiernos, se apruebe línea por línea. Para los 196 gobiernos. Han sido dos semanas intensas dedicadas solo a aprobarlo, día y noche.
¿Cuánto han tardado en elaborar el informe completo?
Arrancamos cinco años antes para empezar a preparar el contenido sin hacer el informe. Los últimos tres años y medio han sido intensivos de reuniones y de revisar los 14.000 artículos que hemos integrado en la publicación.
¿Cuál ha sido su contribución al Grupo de Trabajo I?
Yo soy lo que llamamos Coordinating Lead Authors. Estoy encargado del capítulo 5, llamado ‘Ciclos globales del carbono y otros ciclos biogeoquímicos y retroalimentación’. Mi trabajo ha sido hacer parte de la síntesis. No obstante, lo más importante es coordinar el grupo para tener un capítulo muy sólido y comprensivo para que su validez científica dure muchos años.
En cada capítulo se pone a dos personas encargadas. En mi caso, yo soy el encargado principal. Además, se pone un equipo de entre 12 y 15 autores con quienes hacemos todo el trabajo de la síntesis y búsqueda de artículos. Llegamos a hacer cuatro versiones diferentes del capítulo antes de llegar al borrador definitivo. Cada vez que se hace uno, se envía para que se hagan revisiones externas ajenas al IPCC. A lo largo de los últimos tres años, el Grupo de Trabajo I ha recibido casi 80 mil comentarios y revisiones que hemos tenido que contestar individualmente, y luego hacer algo en la nueva versión para contestar la revisión. El 80-85% de los comentarios son de especialistas externos al Grupo. El resto son de los gobiernos, que tienen dos oportunidades de revisiones.
Los Coordinating Lead Authors –como es mi caso– son las personas que se reúnen durante dos semanas con los delegados de los 196 países para aprobar, línea por línea, el documento. Aquí, cuando alguien dice que algo no funciona, el autor líder escucha y se explica. Tras eso, se forma un grupo separado para intentar reescribir los puntos cuestionados y, una vez hecho, se vuelve a presentar. Esto se va a haciendo en un ciclo, dos ciclos, tres ciclos… hasta que todos están contentos. El texto es fiel a la evaluación que hemos hecho de los capítulos. No cambiamos las cosas porque los gobiernos nos lo digan. Si algún país quiere cambiar algo que no le gusta, yo, como autor, le digo como autor que eso es exactamente lo que dice nuestra evaluación, es decir, la ciencia, y ahí se para.
De los muchos mensajes que deja el informe del Grupo de Trabajo I, ¿con cuál se queda?
Lo más importante es que ahora tenemos muy claro que, hagamos lo que hagamos, hemos creado un mundo tan diferente con una inercia tan grande que hasta mediados de este siglo la temperatura media global del planeta seguirá subiendo.
Ahora también sabemos seguro que, hagamos lo que hagamos, el objetivo del 1,5 ºC del Acuerdo de París se superará en algún momento a principios de la década que viene. Esto no quiere decir que el objetivo esté perdido, porque siempre hemos dicho que para conseguir la estabilización del grado y medio uno tiene que llegar, pasar un poquito por encima, y luego tendremos que volver a bajar tras eliminar mucho dióxido de carbono de la atmósfera con nuevas tecnologías o con soluciones naturales como plantar árboles o restaurar zonas degradadas.
Ya tenemos comprometida una gran cantidad de calentamiento que va a existir. A corto plazo, no hay mucho que podamos hacer, pero a largo plazo los humanos todavía estamos en la cabina de control para decidir a dónde queremos que vaya el clima y el planeta.
Según los cinco escenarios de emisiones y temperatura proyectados en el informe, limitar la temperatura en 1,5 ºC solo es posible en uno con reducciones extremas. ¿Es optimista con esta opción? ¿Qué sería necesario para alcanzarlo?
El IPCC tiene tres grupos: el nuestro, dedicado a la ciencia del clima, el grupo de los impactos y el de cómo lo vamos a solucionar. Nosotros lo que decimos aquí es que solo hay un escenario que nos deja en 1,5 ºC. Para ello, se tienen que reducir las emisiones casi al 40% para 2030, y cero neto para 2050. Esto no ha cambiado, ya lo hemos dicho antes. Si lo podemos conseguir o no depende de los gobiernos y de la gente.
Lo importante es que, desde un punto de vista físico o medioambiental del planeta, no hay ningún impedimento para limitar el calentamiento en 1,5 o 2 ºC. Los impedimentos están en otro lado, como las políticas o las ganas de actuar.
El informe también actualiza el presupuesto de carbono, es decir, la cantidad de emisiones que se pueden expulsar a la atmósfera antes de comprometer los objetivos del Acuerdo de París. Para lograr el grado y medio, lo más fácil es no sobrepasar las 300 gigatoneladas de CO2 hasta finales de siglo.
Para quedarnos en 1,5 ºC hemos planteado varias posibilidades. La que mencionas tiene la probabilidad más alta, un 83%, e implica no expulsar más de 300 gigatoneladas de CO2. ¿Por qué hemos puesto muchas probabilidades? Porque los gobiernos nos lo pidieron. Nos dijeron que los científicos no somos los encargados de decidir qué riesgos están dispuestos a tomar los países y sus habitantes.
Con el riesgo me refiero a que tú podrías coger un presupuesto de carbono con el 50% de probabilidades de lograr el objetivo y tener 500 gigatoneladas de CO2 para expulsar. Nuestra ciencia, la del IPCC, no puede ser prescriptiva, por lo que tenemos que llevar todas las probabilidades posibles para que los gobiernos, las instituciones y la gente decidan.
Actualmente, se expulsan en torno a unas 40 gigatoneladas de CO2 anuales a la atmósfera, ¿no?
Casi 42. Por tanto, dividido en el caso de 500 [gigatoneladas de CO2 de presupuesto] son 12 años de plazo. En el caso de 300, menos de ocho años. Esto quiere decir que a finales de esta década o principios de la próxima, dependiendo del presupuesto que se coja, ya se habrá terminado el límite de emisiones que se pueden expulsar a la atmósfera.
El presupuesto de carbono es consistente con los escenarios proyectados en nuestro informe. Dicen casi lo mismo. No pueden decir exactamente lo mismo porque el presupuesto no tiene una limitación de años. Tú puedes gastar tu presupuesto muy rápido o hacerlo poco a poco. El mismo presupuesto podría durar más años en un sitio que en otro dependiendo de la cantidad de emisiones marcadas.
Entonces, con el ritmo actual de emisiones, los 1,5 ºC se podrían alcanzar esta misma década.
Sí. De hecho, más allá del presupuesto, hay una cosa que es la variabilidad del clima. Si nosotros tuviéramos, por ejemplo, en 2025 o 2026, un gran evento de El Niño –esas grandes condiciones climáticas que calientan toda la Tierra– podríamos, un año específico, alcanzar el 1,5. Pero a nosotros lo que nos interesa es entender que la media del clima ha llegado a 1,5 ºC, no si un año o dos años llegamos a esa temperatura.
La clave es que la temperatura está subiendo y que va a seguir subiendo como mínimo hasta mediados de este siglo. El resultado de este calentamiento global ya lo hemos visto en los últimos años en muchos de los extremos climáticos y del tiempo –y que en buena parte hemos analizado–. Hemos visto muy claramente que la influencia humana ha hecho aumentar en algunos casos la intensidad o la frecuencia de muchos de esos extremos en diferentes partes del mundo.
Las concentraciones de CO2 en la atmósfera no han parado en las últimas décadas, y la media actual es de 410 ppm. El parón provocado por la pandemia ni siquiera las redujeron.
Para estabilizar el clima tenemos que bajar las concentraciones de la atmósfera. La manera en que las vamos a bajar es simplemente reduciendo los gases de efecto invernadero y llevando el dióxido de carbono, que es el gas que se queda en la atmósfera durante más y más años, a cero neto. Es un requisito planetario para que el clima se pueda estabilizar.
Tendemos a centrarnos en el CO2. Como dice, es el que más tiempo pertenece en la atmósfera. Pero es importante reducir otros como el metano, mucho más potente aunque esté menos tiempo arriba. El informe insiste en ello.
El 65% del calentamiento viene del CO2, y menos de un 20% del metano (CH4). También tenemos el óxido nitroso (N2O), que viene de los fertilizantes de nitrógeno. Y luego los sintéticos, todos los gases de efecto invernadero que provienen de la industria. Hay docenas de estos, y aunque por separado contribuyen muy poquito, todos juntos son de los más importantes para el calentamiento global.
Los sumideros naturales de carbono –bosques y océanos, por ejemplo– han sido un aliado inmenso a lo largo de la historia al retirar de la atmósfera grandes cantidades de CO2. Serán claves si se quiere lograr el cero neto, pero el informe dice que están diciendo basta.
Lo que decimos muy claramente en el informe es que la fracción de gases de efecto invernadero de origen humano que se eliminan mediante estos sumideros se hace cada vez más pequeña a medida que el calentamiento es mayor. Es decir, los sumideros se hacen más grandes, pero la ayuda relativa que recibimos es más pequeña. Este es el problema que de alguna manera queremos evitar para quedarnos con escenarios que no son tan calientes.
¿Cómo se puede interpretar el informe para España?
Hay dos cosas que no son nuevas y que son muy conocidas, pero que este nuevo informe las confirma gracias a que ha habido mucha más modelizacación a nivel regional. Por un lado, las tendencias de lluvias más intensas. Por otro, el aumento de las olas de calor, más intensas y largas. Esto no es nada nuevo para España, pero ahora hay mejor ciencia que confirma todo lo que llevamos años viendo en el país y en una buena parte de la región mediterránea del sur de Europa.
Existe una enorme brecha de género en el IPCC. La proporción es en torno al 70% de hombres frente a un 30% de mujeres en este informe. Es una diferencia importante para un organismo como el IPCC.
Tienes mucha razón. Esta brecha era incluso peor años atrás. Este año se hizo un esfuerzo muy grande. De entrada, el porcentaje de mujeres científicas al nivel alto de investigación que el IPCC quiere es más pequeño. Este es un problema que el IPCC tiene y que debe solucionar en los próximos años.
También está que el Grupo de Trabajo I tiene una diferencia muy grande de dónde es la gente. Lo que pasa es que como esto es la ciencia mundial del clima, muchos de los grandes institutos que hacen este tipo de investigación global con modelos muy caros y muy difíciles de desarrollar están en Estados Unidos, Europa, Japón, Australia o China… pero no están en otras partes del mundo. En otros Grupos de Trabajo, como el dedicado a impactos, la proporción es mucho más equilibrada.
Fuente; https://www.climatica.lamarea.com/entrevista-josep-canadell-ipcc-sexto/
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