© Miguel Lizana |
Por eso, cuando la vida regrese, le pediremos menos cosas.
Y me acuerdo ahora de los restaurantes llenos, de las bodas, de las fiestas, de los viajes en autobús, en avión, en el metro.
Nostalgia de las rebajas de todas las tiendas y mercadillos de España, mi gran país, mi pobre país torturado y humillado.
Cuando esto termine, yo creo que jamás volveremos a dar un beso protocolario. Todos los besos se volverán besos poderosos, fuertes, grandes, sexis y salvajes.
Cuando regrese la vida, me verá guapo y elegante, como siempre.
Cuando ella vuelva, porque volverá, me encontrará bien dispuesto y a la orden.
Manuel Vilas
Fuente: https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2020/04/07/5e8b4dcefc6c8377678b463a.html
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