domingo, 26 de abril de 2020

Costa-Gavras: "¿Qué les habría pasado a los pacientes del Covid-19 si hubiesen tenido que pagar su atención hospitalaria en un sistema privado?"

El director de películas míticas como 'Z' o 'Missing' continúa en esta entrevista la reflexión sobre la respuesta de Europa a las grandes crisis que iniciara en su última película, 'Comportarse como adultos'

El director de cine francés de origen griego Costa-Gavras. REUTERS
Anda Costa-Gavras (Atenas, 1933) atareado con el tiempo. El confinamiento le tiene bloqueado en el presente, como a todos, pero pendiente del pasado e inquieto por el futuro. Dice que visita, ahora que está varado en su casa, buena parte de sus archivos, sus películas, sus memorias... "Me deshago de todo aquello que vivió su momento de necesidad, encanto, e incluso pasión, pero que ahora, con el paso del tiempo, han perdido su atractivo", dice. Su última película 'Comportarse como adultos' (2019) contaba los más vertiginosos y difíciles días de Grecia: la crisis de 2015 en la que el país de sur de Europa estuvo a punto de quedarse fuera de, en efecto, Europa. De paso, la cinta reflexionaba ni más ni menos sobre lo que ahora más le ocupa y preocupa: el tiempo, el tiempo de, precisamente, Europa, sobre su pasado, su presente y su futuro. Ahora, con el coronavirus de cuerpo presente y con las dudas de la Comisión Europea, vuelven a surgir las mismas preguntas.

Pregunta. ¿En qué cree que se parece la crisis descrita en su última película con la crisis que está provocando la pandemia en Europa?
Respuesta. De momento, son diferentes. Pero en cuanto desaparezca la emergencia sanitaria que espero que sea pronto, estaremos ante un gigantesco problema de deuda. Y ahí ya sí serán dos crisis gemelas. Entonces estaremos ante una crisis económica y humana. Y es entonces cuando la cohesión y la solidaridad europeas serán de absoluta necesidad. Entonces, cada miembro de la Unión Europea mostró un desinterés total en el pueblo griego en apuros. Y da la impresión de que esto se repite ahora frente a una crisis profunda con consecuencias desconocidas que está golpeando a los más pobres y que corre el riesgo de destruir los logros de nuestra sociedad. Los ministros europeos se reúnen para hablar... ¿de qué? ¿Hablan acaso de proteger a los más pobres? ¡No! Sólo hablan de dinero e incluso aquí son incapaces de ponerse de acuerdo. Los ricos quieren proteger los privilegios ricos. Me llama la atención que los Países Bajos dicten lecciones morales a los países del Sur y les insulten llamándoles cigarras cuando son los holandeses los que menos trabajan en toda Europa.

P. ¿Cree que Europa tiene ahora la posibilidad de redimirse tras la política de austeridad con la que se castigó a Grecia y al sur de Europa?
R. Sí, sería un buen momento para que Europa sacara a Grecia de la prisión de la deuda. Es más, los poderes europeos deberían dejar de colaborar y apoyar a los políticos griegos incompetentes y deshonestos que utilizan las ayudas que reciben para engordar para sus negocios. Incluso después de lo que hicieron en 2015 se oyeron después algunas disculpas. Pierre Moscovici [fue Comisario Europeo de Asuntos Económicos] y Jean-Claude Juncker [fue presidente del de la Comisión Europea] hablaron de falta de democracia y Jeroen Dijsselbloem [fue presidente del Eurogrupo] reconoció que se exigió demasiado a Grecia. Pero las excusas se las llevó el viento.
Sonaba más a la satisfacción del criminal y a la humillación con una sonrisa para la víctima. Se necesitan acciones y ésas no han llegado.

P. ¿Qué cree que han hecho bien gobiernos como los de Portugal o Grecia, el primero de izquierdas y el segundo de derechas, mucho mejor parados en la crisis sanitaria que el resto de Europa?
R. Queda claro que las medidas a adoptar no debía obedecer a una lógica ideológica ni electoral ni económica siquiera, sino científica. Pero todavía es pronto para juzgar nada. Probablemente se beneficiaron de decisiones tomadas con anterioridad en otros países. Y luego quizá cuente que son gente disciplinada y que, por lo general, los ancianos viven con las familias y no en residencias privadas.

P. ¿Qué es lo que más le ha sor- prendido y dolido de todo lo que está ocu- rriendo?
R. Lo que no me sorprende, me duele y resulta humillante es ver una vez más que es la población de ingresos modestos la que paga el precio más alto y que son ellos los que seguirán sufriendo después con la crisis económica que vendrá.

P. Usted ya ha visto a Europa en varias situaciones complicada con anterioridad. ¿Cree que éste es el peor momento de Europa desde la Segunda Guerra Mundial?
R. El horror de la Segunda Guerra Mundial es insuperable. Luego se soñó con un mundo mejor. Y fue así por muy poco tiempo. El fanatismo y el dogmatismo ganaron rápidamente. Actualmente estamos viviendo, a pesar del extraordinario progreso técnico e intelectual, un vertiginoso retorno de todos los extremismos. Y más específicamente al neoliberalismo.

P. ¿Teme un resurgir de los populismos y nacionalismos de extrema derecha ?
R. Espero que esta tragedia y la experiencia casi mundialmente compartida de un peligro mortal nuevo conduzca a una nueva reflexión sobre el futuro y la supervivencia de la sociedad humana. La extrema derecha ha triunfado varias veces en muchas partes del mundo y hemos visto y seguimos viendo los pésimos resultados. Vemos e incluso vivimos la rapacidad, la avaricia del neoliberalismo nacional y mundial.

P. ¿Hará lo que estamos viviendo que reconsideremos el valor de lo público?
R. Esta pandemia demuestra más que cualquier ideología o discurso la necesidad y la importancia ineludible de los bienes públicos : hospitales, investigación, educación ... Es decir, el valor de todo lo que no debe estar sujeto a la tiranía de la explotación y el beneficio. ¿Qué les habría pasado a los pacientes del Covid-19 si hubiesen tenido que pagar su atención hospitalaria en un sistema privado?

P. Volvemos al principio, ¿qué papel le queda ahora a Europa ?
R. Creo que, al final, Europa impondrá su lógica y su experiencia. Europa ha sido un centro fundamental para la transformación de la humanidad desde la antigüedad. Aquí se inventó la democracia ; aquí se promovió la cultura, las artes y la justicia. Esto no le impidió librar guerras, cometer masacres, sucumbir al racismo, provocar exterminios y colonizar otros pueblos. Todo esto terminó llevando a los europeos a una cierta sabiduría que, a pesar de las contradicciones, ha logrado unirnos, aunque mal. Pero, sobre todo, Europa significa la defensa de un proyecto: la democracia contra las autarquías y contra las democracias populares. Este es el papel principal de Europa: servir de ejemplo en un mundo que se está desmoronando.

P. En España se discute el apoyo que tiene que recibir la cultura y el propio ministro de Cultura español habla de la cultura como un bien del que ocuparse cuando se hayan cubierto otras necesidades. ¿Qué le contestaría al ministro español?
R. Todos los gobiernos miopes o conservadores cuando quieren ahorrar dinero comienzan recortando el presupuesto cultural. Creo que las cosas del espíritu, la cultura, aún más en tiempos de crisis, ayudan a reflexionar, a unir a las personas. La cultura nos libera de nuestros miedos y nos hace mejores. Por eso se debe dar a la cultura la misma consideración, si no más, que a todas las demás necesidades de la sociedad.

P. ¿Cómo se imagina el futuro después de la crisis?
R. Con melancolía. Sueño con entusiasmo con un futuro en el que seamos capaces de trascender nuestras diferencias y nos enfrentemos resueltamente a los problemas de la madre tierra y los de los humanos más desfavorecidos.

Fuente: https://www.elmundo.es/cultura/cine/2020/04/25/5ea32fd021efa0cd418b4658.html

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