Psiquiátrico abandonado de Volterra. |
Fui ingresada sin mi consentimiento. Ignoraba la existencia de hospitales psiquiátricos pues nunca los había visto, pero cuando me encontré dentro creo que enloquecí en el mismo momento en que me di cuenta de haber entrado en un laberinto del cual tendría muchas dificultades para poder salir.
De pronto, como en una fábula, todos mis familiares desaparecieron.
Por la noche se cerraron las rejas de protección y se produjo un caos infernal. De mis vísceras partió un aullido lacerante, una invocación espasmódica dirigida a mis hijas y me puse a gritar y a patalear con todas las fuerzas que tenía en mi interior. Como resultado fui atada y acribillada a inyecciones. Pero, ¿no era quizá la mía una rebelión humana?¿No estaba pidiendo entrar al mundo que me pertenecía?¿ Por qué aquella rebelión fue interpretada como un acto de insubordinación?
Un poco por el efecto de las medicinas y otro por el grave Shock que había sufrido, permanecí en estado catatónico durante tres días y solo sentía algunas débiles voces, el miedo había desaparecido y me sentía resignada a la muerte.
Después de algunos días mi marido vino a buscarme, pero no quise acompañarle. Había aprendido a reconocer en él a un enemigo y además estaba tan débil y confusa que en casa no hubiera podido hacer nada. Y aquella, dijeron, fue mi segunda elección; elección que pagué con diez años de castigo...
La otra verdad
Alda Merini
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