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A los ocho años, cuando coleccionaba conchas, adopté un enfoque funcional, pero no linneano, dividiendo mi botín en "regular", "insólito" y "extraordinario". Mi favorita era una forma común de lapa, la seba, o lapa zapatilla, a pesar de que pertenecía al reino de lo "regular" por virtud de su ubicuidad. Me encantaba la variedad de sus formas y colores y el pequeño receptáculo inferior que servía como hogar protector del animal. Mi atracción hacia la seba se convirtió en fascinación unos pocos años después, cuando estudié taxonomía linneana. Descubrí cuál era el nombre científico de aquel animal, Crepidula fornicata: un incentivo evidente para la curiosidad. Dado que el propio Linneo había sido quien había bautizado aquella especie en particular, me sentí maravillado por la desbocada líbido del padre de la taxonomía.
Cuando me enteré de los hábitos de C. fornicata, estuve casi seguro de que había encontrado la clave de su curioso nombre. Este tipo de lapa forma montones, en los que las lapas más pequeñas se van adosando sobre las más grandes constituyendo grupos que pueden alcanzar los doce individuos. Los animales más pequeños de la parte superior son machos; los animales más grandes situados debajo, son hembras. Y, en el caso de que se temiera que los machos de la parte superior se vieran restringidos a una vida de homosexualidad obligada debido a su separación de la primera hembra, no hay porque preocuparse. El pene del macho es con mucho más largo que su cuerpo, y puede fácilmente deslizarse en torno a unos cuantos machos hasta alcanzar a las hembras.
Después, descubrí que el nombre no tenía nada que ver con el sexo. Linneo lo había clasificado basándose en ejemplares de cajones de museos, pero no sabía nada de su comportamiento. Fornix significa "arco" en latín, y Linneo escogió este nombre para indicar la forma suavemente abovedada de la concha. ("...dado que los romanos utilizaban...obras de ladrillo abovedades en las partes subterráneas de los grandes edificios, y dado que los pobres y las prostitutas de Roma vivían en esas cámaras subterráneas...los primeros escritores cristianos desarrollaron el verbo fornicare, frecuentar prostíbulos. Las prostitutas de Pompeia trabajaban en nidos similares")
La desilusión finalmente cedió el puesto a un renovado interes cuando descubrí los detalles de la sexualidad de Crepidula. Crepidula cambia de sexo de modo natural. Es una hermafrodita secuencial. Las formas juveniles maduran, en primer lugar, como machos y, posteriormente, se transforman en hembras al crecer. Las formas situadas en la parte intermedia de los cúmulos están en proceso de transfomación, de machos a hembras
Viven en zonas relativamente cenagosas, pero necesitan un sustrato sólido al que aferrarse. El miembro fundador se fija sobre una roca o una concha antigua, y se cree que atraen a los otros miembros, mediante sustancias químicas o feromonas. El miembro fundador crece rápidamente convirtiéndose en hembra, mientras que el joven superior lo hace en macho durante algún tiempo; poco a poco van atrayendo a nuevos individuos que sufren, de forma progresiva el cambio de machos a hembras.
Este curioso sistema suministra un ejemplo particularmente interesante de un fenómeno general en la naturaleza. El cambio de sexo puede producirse en cualquier sentido; Crepidula es inicialmente macho y después se transforma en hembra (proterandria). Este parece ser el sendero prevaleciente al cambio de sexo ¿Por qué habría de ser así?. La respuesta deriva de nuestros viejos prejuicios y extrapolaciones a partir de los animales que mejor conocemos, nosotros mismos y otros mamíferos. Pensamos que los machos son grandes y poderosos, y las hembras pequeñas y débiles. Pero el esquema que prevalece en la naturaleza es exactamente el opuesto: los machos son, en general, más pequeños que las hembras, y por buenas razones. Los óvulos producidos por las hembras tienen que llevar todas aquellas partes que el zigoto necesita para iniciar el crecimiento embrionario. Los óvulos son, generalmente, los que suministran la nutrición inicial al embrión y, además, las hembras, normalmente desempeñan el trabajo de los primeros cuidados, bien reteniendo los huevos dentro del cuerpo durante un tiempo, o vigilándolos una vez puestos. Por todas estas razones, las hembras son más grandes que los machos en la mayor parte de las especies animales.
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La sonrisa del flamenco
Stephen Jay Gould
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