Fuente: http://francisthemulenews.wordpress.com/
Doña Juana I de Castilla y Aragón (1479-1555), Juana la Loca, Reina
Propietaria del trono de España, fue la reina más poderosa de su tiempo,
aunque nunca gobernó. Su padre, su esposo y más tarde su propio hijo
afirmaron que estaba loca, mientras muchos nobles castellanos y los
comuneros pretendían que dicha locura era pura invención de quienes
querían usurparle el trono. Juana fue “internada” en Tordesillas, pues
el confinamiento era el tratamiento oficial para la locura en su época.
Sin embargo, todos los hijos de Juana, esposas y esposos de estos,
incluso sus nietos ya en edad adulta, sobrinos y sobrinas,
visitaban Tordesillas a menudo y le profesaban respeto, admiración y
cariño. Si se tratara de una mujer alienada, celosa y delirante sería
difícil imaginar de qué modo hubiera podido crear las condiciones de esa
unión familiar alrededor de su persona, por tantas generaciones y ramas
familiares. La leyenda de la “locura de amor” que Juana
profesaba por su marido, Felipe “el Hermoso,” nació cuando Juana fue
heredera legítima del trono de Castilla, tras varias muertes
inesperadas, entre ellas la de su hermano Juan y su hermana Isabel. Con
anterioridad no hay ninguna documentación al respecto. La salud “oficial” de Juana siempre osciló según las necesidades políticas.
Además, como en la Edad Media la locura era un “vicio,” Juana ha
pasado a la historia como mujer lujuriosa, dominada por
la desesperación, carente de prudencia y rebelde. Nos lo cuenta Begoña
Matilla, “El mito de la Reina Juana: ¿“la Loca”?“
Pensar la locura de Juana desde la óptica del saber actual, nos induciría a error. Juana
fue una mujer moderna para su tiempo que logró, desde las armas que las
mujeres podían esgrimir en los inicios de la Edad Moderna, no perder
su titularidad real por la que luchó con uñas y dientes, y
hacer posible el gobierno de sus descendientes. Juana organizó
estrategias políticas para asegurar la sucesión legítima de su hijo
Carlos al trono, como esquivar la voluntad paterna, rompiendo todos los
códigos de la época al no volver a casarse después de enviudar, a pesar
de las muchas presiones recibidas. Además, cuando los Comuneros se
alzaron contra Carlos V y la liberaron de su encierro, Juana logró
esquivar sus pretensiones, que de facto, hubieran desheredado a Carlos.
Gracias a ella, los Austrias ganaron la partida del poder en España.
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