miércoles, 18 de enero de 2012

Sexualmente hablando

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  El sexo es política.
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  Las actitudes sexuales de cualquier sociedad son consecuencia de decisiones políticas.
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  Si bien nuestro concepto de qué constituye la conducta sexual correcta suele estar basado en textos religiosos, estos textos son interpretados siempre por los gobernantes a fin de mantener el control sobre los gobernados. Toda actividad sexual, intelectual o recreativa que pueda disminuir la cantidad de carbón extraído, el número de priámides construidas, la cantidad de comida basura fabricada..., será proscrita por leyes que, a su vez, están basadas en revelaciones hechas por el dios o los dioses que resulten estar de moda en ese momento. Las religiones son manipuladas para servir a quienes gobiernan la sociedad, y no viceversa.
  Tradicionalmente el judeocristianismo solo aprobaba el sexo entre hombres y mujeres que se habían unido en matrimonio en una ceremonia religiosa. Los recién casados tenían entonces instrucciones de tener hijos que, a su vez, crecerían y tendrían más hijos ( al reverendo Malthus le preocupó esta pirámide invertida) que seguirían sirviendo a la sociedad como fieles trabajadores y sumisos consumidores.
  Para la pareja casada, la actividad sexual fuera del matrimonio sigue siendo un tabú. Aunque la actividad sexual prematrimonial también lo es, está más o menos aceptada si las dos partes son serias, sinceras y maduras...., en otras palabras, si están dispuestas a cumplir con su deber casándose un día con objeto de procrear nuevos trabajadores-consumidores conforme a la ley de Dios, que tiende a parecerse con sospechosa exactitud a la voluntad de los propietarios de la sociedad.
  Por fortuna, nada humano es infinito. Hoy día los matrimonios civiles son más numerosos que los religiosos; el divorcio está a la orden del día y la contracepción se practica en todo el mundo mientras que el aborto es legal para los que tienen dinero. Sin embargo, nuestro gobernantes han cedido terreno en estos temas sociales y sexuales muy a regañadientes.
  Para empezar, los trabajadores no son tan dóciles como solían. Si son despedidos, van al paro, el invento del diablo. Además, el hecho de que la mayoría de trabajos que realizan los hombres puedan y sean realizados por mujeres ha puesto en peligro el viejo orden patriarcal. Una mujer capaz de mantenerse a sí misma y a su hijo supone una amenaza para el matrimonio, y el matrimonio es la institución central por medio de la cual los propietarios del mundo controlan a los que trabajan. La homosexualidad también amenaza esta antigua dominación, ya que los hombres que no tienen esposas ni hijos de los que preocuparse no son tan fácilmente dominados como los que sí los tienen.

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  Un estado de constante culpabilidad en la ciudadanía es conveniente para los gobernantes que tienden a no tomarse muy en serio las religiones que imponen a sus subditos. Como el matrimonio era la única salida admisible para el instinto sexual, se utilizó esta institución como un medio para canalizar tal instinto, de forma que hiciera dócil al hombre mientras la mujer, en términos humanos, solo existía como depositaria del esperma sagrado (considerado una manifestación del Espiritu Santo)......Si alguien se hubiera propuesto inventar una religión que esclavizara de forma efectiva a una población, no habría podido dar con una mejor que el judeocristianismo.
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Sexualmente hablando
Gore Vidal

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