Vaya, hombre. Casi una década anunciando el colapso del continuo espacio- tiempo a cargo del PSOE y sus inmundicias, y resulta que ahora, llegados al poder, contemplamos a un "nuevo" Gobierno que a los pocos días insiste en hacerle el caldo gordo a los grandes bancos y empresarios y otras malas artes, ya sea la resurrección de un muerto como la Ley Sinde o la congelación de un salario mínimo que, en comparación con los precios, da ganas de lástima.
Que sí, que ahora la crisis ya es por fin internacional y la cosa está muy chunga. Tanto, que nos van a dejar más tiesos que la mojama. Aunque de estas medidas, no nos engañemos, para muchos el culpable sigue siendo Zapatiesto. Como dice la nueva ministra de desempleo, hambre y caridad, "nos han dejado un país en la ruina". O sea que, antes curándose en salud y ahora en enfermedad, la causa es siempre la misma.
Veremos qué pasa con las 30. 000 familias de Murcia que dependen de Cáritas para su supervivencia, o si el índice de miseria sigue aumentando. Igual el remedio pasa por construir, destruir y volver a construir sucesivamente ciudades fantasma en la costa, en mitad del desierto de los Monegros o en Perejil.
Lo que nos va quedando claro es que de ciencia, poco, y de camareros, mucho; recortes del 7% en I+D+i y fomento del turismo. ¿Volveremos a ser aquel país lleno de exotismo, con enanos peludos que perseguían nerviosamente a esbeltas suecas por Benidorm?
Los químicos, a EEUU, los ingenieros a Alemania, los traductores a China y los informáticos a Filipinas. Sólo nos faltan aquellos iconos de una época que ha sido trillada hasta la náusea, para regocijo de los enemigos de la ciencia, el arte y el sentido común.
Aunque, también es viable, Mariano podría acabar con la crisis mundial en un santiamén. Poner a todos en su sitio, convertirse en el auténtico revolucionario del s. XXI y esgrimir su puro en las conferencias de la ONU a lo Rufus T. Firefly. ¡Salve Libertonia!
Lo más mejor es que dicen que esto no es nada, que nos apretemos el cinturón (será el de seguridad) porque la que se avecina es fina. 40. 000 millones nos van a recortar mientras los directivos de las cajas de ahorro perseveran en su oficio de repartirse los ahorros de los demás.
A ver por dónde salta la liebre porque, dado que vamos de mal en peor, hay probabilidades de que alguien, en algún momento, diga algo como: "Rajoy tampoco funciona. Necesitamos a un banquero. La tecnocarcia es el futuro" y, misteriosamente, todos los medios se pongan de acuerdo en ello, como ocurrió con el referéndum griego. "Grecia lleva a Europa a la ruina", sacaron en sus portadas y a cinco columnas todos los diarios de centro, derecha, e izquierda, de Algeciras a Estambul...
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