El especialista comentó, en entrevista concedida al diario Vechérnyaya Moskvá, que el tamaño del cráter, que mide un kilómetro de largo, 800 metros de ancho y hasta 100 metros de profundidad, depende de la forma en la que actúa el permafrost con el medio ambiente.
El permafrost es la capa de suelo permanentemente congelado de las regiones muy frías como la tundra.
En este sentido, “la puerta al infierno” aumenta de tamaño cuando las capas superiores se descongelan, lo que produce que se destruya la superficie. Por tanto, el cráter va quedando al descubierto con el derretimiento del hielo en el suelo permanentemente congelado de esta región.
El cráter de Batagaika, en Rusia, conocido también como ‘la puerta al infierno’. Foto actualidad.rt.com |
Además, el calentamiento global en el Ártico agiliza el proceso pues produce manchas anormales de calor en esa región. El aumento de temperatura y las inundaciones produjeron que el permafrost empezara a derretirse, algo que alerta a los científicos por los corrimientos constantes de tierras.
Una estructura geológica única
El origen geológico del cráter de Batagaika comenzó en la década de los 60. La rápida desforestación en la región implicó que en los meses de verano el terreno dejó de estar protegido por la sombra de los árboles.
Los científicos afirman que se trata de una ventana única al pasado, un registro detallado de historia de la Tierra. Las capas de sedimento expuestas desvelan cómo fue el clima en la región durante 200.000 años.
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