Detalle de Alegoría de la caverna de Patón. Jan Pieterszoon Saenredam. 1604 |
Probablemente, el grabado del manierista Jan Pieterszoon Saenredam es el que recoge de forma más fidedigna la explicación del libro VII de la República de Platón. Esta joya del Museo Británico muestra los elementos que explican la ignorancia y el conocimiento, y el sufrido camino que transita del primero al segundo.
Una pared separa la oscuridad de la luz. A la derecha del cuadro, sumidos entre sombras, se amontona un grupo de hombres confinados desde niños, que ven las sombras proyectadas de los objetos verdaderos iluminados por una candela. Los reflejos en el fondo de la cuerva, unidos a los sonidos y las palabras que se escuchan al otro lado del muro son "su verdad", aunque el observador externo, el que mira el cuadro desde fuera, percibe claramente el engaño al que están siendo sometidos.
¿Qué podríamos esperar de los individuos criados en el pensamiento mágico no racional que solo ven la representación de los objetos? ¿Son las sombras de hoy en día los bulos de internet y los grupos de Facebook que muestran productos y terapias de base aparentemente científica? El producto homeopático emerge como el más fiel reflejo de las sombras de la caverna, que aparenta ser medicamento, pero que conceptualmente no lo puede ser porque tan solo es un representación del producto verdadero. El packaging se envuelve de verdad.
Pensemos ahora en el otro lado de la pared. Los hombres que conocen la verdad, que suben las figuras al muro para que se proyecten las sombras, que conocen lo que pasa en la oscuridad, pero que además pueden salir fuera de la cuerva donde la luz del conocimieto ilumina con fuerza, donde se encuentra el mundo real. Llamémoslos "los científicos", por lo que nos ocupa.
Y pensemos en el recorrido, pero sobre todo en el sufrimiento de realizar la odisea de viajar de la oscuridad a la luz del sol. En el centro del cuadro hay un hombre que habla con los condenados a las sombras. Hay dos posibilidades. Puede que sea un "científico" que les está explicando la verdad. Advertimos en ese caso la cara de incredulidad de los hombres oscuros. Para ellos resulta absolutamente incomprensible lo que relata el científico. Es prácticamente imposible entender qué hay fuera sin haberlo visto nunca, puesto que han estado confinados en el mundo de la oscuridad desde su infancia.
Pero hay otra posibilidad. Y es que el hombre del centro del cuadro sea un "regresado". Alguien que ha recorrido el doloroso camino del conocimiento, que ha tenido que ir acostumbrando los ojos, primero a la luz de la candela, luego a la luz indirecta del sol a través del pasadizo que conduce fuera de la cuerva, más tarde a la luz exterior y, finalmente, ha logrado mirar al sol directamente. Un camino nada fácil, desde luego. Y aquí nos podríamos preguntar cuál será la respuesta de los hombres de las sombras a las palabras del "regresado". ¿Le creerán? ¿Querrán salir inmediatamente de las sombras y ver el mundo real? ¿O por el contrario, lo considerarán un loco? Platón elucubra con que pueden llegar incluso a matarlo. Hemos tenido ejemplos concretos de la persecución de aquellos que intentaban alumbrar los periodos históricos de oscuridad, caso de Galileo de Copérnico, entre otros muchos.
Vayamos un poco más allá. Hay un posible "regresado" más peligroso. Aquel que vuelve a la oscuridad y no revela que ha visto la luz. El poder que maneja es inmenso. Puede influir en las conciencias de los hombres ignorantes a su antojo. si acerta, o si puede predecir lo que pasará en el fondo de la cuerva, todos le creerán. Será un mesías, un profeta, un iluminado en el que confiar. El requisito imprescindible para su negocio es que los demás sigan sumidos en la más profunda oscuridad. Deben seguir creyendo en la certeza de la realidad de las sombras.
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Javier S. Burgos
Fuente: https://www.facebook.com/jotdown/photos/pb.213644081993657.-2207520000.1484080144./1432161133475273/?type=3&theater
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