http://felipe-benitez-reyes.blogspot.com.es/2012_06_01_archive.html |
La herida que me haces
tenía de antemano su lugar,
su núcleo exacto.
Estaba de antemano señalada.
Estaba anticipado su trayecto.
Era
la sangre que hay en la herida
antes de ser una herida,
un círculo de luna a pleno sol.
Y, como el niño
que rompe una copa de cristal
y cofunde sus lágrimas
con las esquirlas transparentes,
no me cuido de mí,
sino de lo que se ha roto,
de estos prismas dispersos,
de este veloz veneno sin materia.
Esta herida no duele.
Dolía desde antes de haberla imaginado,
de haber imaginado su trayecto,
de haber imaginado lo que duele.
Felipe Benítez Reyes
No hay comentarios:
Publicar un comentario