Jamila Bargach, que ha asistido a la Cumbre del Clima de Marrakech, conoce bien el problema al que se enfrentan las mujeres bereberes del sur de Marruecos para recoger agua. Junto a la investigadora canaria Victoria Marzol ha instalado un sistema de mallas para capturar agua de la niebla. / SINC |
Jamila Bargach conoce de sobra el esfuerzo que supone emprender este camino cada mañana para estas mujeres amazig, sobre todo en un área donde la sequía ya endémica ha incrementado su frecuencia e intensidad desde los años 80 por la ausencia cada vez más acusada de lluvias.
Por eso, esta antropóloga marroquí, oriunda de la región, quiso cambiar el destino de las mujeres del pueblo Ait Baamrane, consideradas las guardianas de este vital recurso llamado agua. La respuesta la encontraría muy cerca, en la espesa capa de nubes que cubren esos montes durante unos 143 días de media al año.
“Había que encontrar una solución adaptada y no buscarla en la desalinización o cavando más pozos subterráneos”, cuenta a Sinc Bargach en la Cumbre del Clima de Marrakech, no muy lejos de su desértica tierra. La recurrente niebla que cubre estos poblados de montaña gracias al viento sahariano –llamado Chergui– que tan a menudo sopla allí sería clave para aportar agua potable a las comunidades.
Antigua sabiduría canaria para recoger agua
Basándose en una técnica muy antigua utilizada en las islas Canarias, que comparten con el sur de Marruecos los mismos fenómenos atmosféricos por su cercanía, Bargach aplicó un método con mallas para recoger el agua a partir de la niebla, un sistema que se aplica en también en otras regiones del mundo.
La espesa niebla cubre el monte Boutmezguida al suroeste de Marruecos unos 143 días al año. / Dar Si Hmad |
“Lo que hacemos es imitar a la naturaleza. Hay testimonios del siglo XVI que nos dicen que los primeros pobladores de El Hierro recogían el agua que goteaba de los árboles para después utilizarla, en una isla en la que llueve muy poco y siempre han tenido problemas de agua”, indica a Sinc Marzol.
Tras el periodo experimental y gracias a la obtención de fondos del Gobierno de Canarias, lograron instalar a través de la ONG Dar Si Hmad mallas de polipropileno de 12 m2 en una superficie de 600 m2 en el monte Boutmezguida, a más de 1.200 metros de altitud, para atrapar la niebla que las atraviesa y recoger su agua. Cada metro cuadrado de red captura unos diez litros de agua.
“Después es almacenada, filtrada y suministrada a través de canalizaciones en un escarpado terreno hasta los hogares para que las mujeres vuelvan a recuperar su tiempo y tengan más oportunidades”, detalla la antropóloga, activa defensora de la igualdad y el acceso a los recursos.
En total cinco aldeas y unas 500 personas se benefician de este proyecto piloto en una zona, de la que Bargach se siente muy unida pero que ya sufre las consecuencias del cambio climático y experimenta una migración hacia las ciudades.
“Las nuevas estructuras no necesitarán mantenimiento, serán mucho más resistentes, no se romperán con el viento y triplicarán el volumen de agua que se obtiene”, detalla la antropóloga. El nuevo sistema permitirá así recoger hasta 22 litros por metro cuadrado de red.
A pesar de la mejora, para Marzol la principal limitación de este sistema es el coste, “no solo de las mallas sino también de la canalización y almacenamiento de esa agua”, recalca a Sinc. La buena noticia es que el sistema es viable "en todos los lugares donde hay nieblas de advección próximas a una población sedienta de agua", detalla.
Poder para las mujeres contra el cambio climático
La iniciativa de Bargach y Marzol implica mucho más que el suministro de agua a estos pueblos bereberes; permite también empoderar a las mujeres, una cuestión muy discutida en las negociaciones en la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) y que consta por primera vez en el Acuerdo de París.
La niebla, antes temida, ahora es un bien preciado
Pero los inicios no fueron fáciles. “La niebla siempre se considera como un obstáculo que no trae beneficios y no como un recurso”, explica Bargach, que tuvo que lograr un cambio de mentalidad en la población. “La niebla no es lo que impide que llegue la lluvia, es una oportunidad”. Pero el hecho de que la organización sea originaria de esa misma región ha servido de gran ayuda.
El sistema ha supuesto un beneficio tan importante para estas poblaciones que ha recibido un reconocimiento por parte de Naciones Unidas. El proyecto ha sido uno de los ganadores del premio de la ONU al cambio climático Momentum for Change, que gratifica a las iniciativas locales que impulsan el cambio. La COP22 en Marrakech ha servido de escenario para el acto de entrega esta semana, al que ha asistido Ban Ki-moon, secretario general de la ONU.
Tras el éxito cosechado, el proyecto pretende avanzar y llegar a más aldeas. De hecho, en enero de 2017 comienza la instalación de 15 nuevas mallas –llamadas CloudFisher, pescadoras de nubes–, gracias a la inversión de la asociación alemana Wasserstiftung, que repartirá agua a 13 poblados y abarcará una superficie de 1.600 m2. Marzol, directora del departamento de Geografía e Historia en la ULL, aprovechó su visita a la COP22 para decidir su orientación con los técnicos alemanes.
Instalación de las mallas en un terreno montañoso para suministrar agua a las poblaciones bereberes. / Dar Si Hmad |
A pesar de la mejora, para Marzol la principal limitación de este sistema es el coste, “no solo de las mallas sino también de la canalización y almacenamiento de esa agua”, recalca a Sinc. La buena noticia es que el sistema es viable "en todos los lugares donde hay nieblas de advección próximas a una población sedienta de agua", detalla.
Poder para las mujeres contra el cambio climático
La iniciativa de Bargach y Marzol implica mucho más que el suministro de agua a estos pueblos bereberes; permite también empoderar a las mujeres, una cuestión muy discutida en las negociaciones en la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) y que consta por primera vez en el Acuerdo de París.
“Las mujeres sufren mucho más los efectos del cambio climático, pero no están en las esferas de decisión”, denuncia Bargach. “Y esto debe cambiar”. En Marrakech se ha trabajo en esta línea y se han dado algunos pasos en la buena dirección porque en definitiva luchar por la equidad es también lucha contra el cambio climático.
“El cambio climático nos afecta a todos pero no de la misma manera. Las mujeres son más vulnerables. La respuesta solo puede ser efectiva si las decisiones son escuchadas. Con la igualdad de género se verán resultados”, ha subrayado en un acto celebrado esta semana en la Cumbre del Clima Julie Bishop, ministra de Asuntos Exteriores de Australia.
Las mujeres bereberes recorren kilómetros cada día para llevar el agua a sus aldeas. Ellas sufren mucho más que los hombres los efectos del cambio climático. Imagen: David Rosen |
“Las mujeres pueden ser la clave del cambio y de la transición energética a nivel local. Pero tienen que formar parte de las negociaciones. Sin mujeres esto no va a volar”, ha señalado en la misma conferencia Liliane Ploumen, ministra de Comercio Exterior y Cooperación de Desarrollo de Holanda.
Para todos los reunidos en Marrakech, la participación de las mujeres no es cuestión de ideologías y derechos, “es que no se conseguirá sin su compromiso”. El paseo por las nubes de Jamila, a la que llaman la ‘reina de la niebla’, señala el camino.
Fuente: http://www.agenciasinc.es/Reportajes/Las-mujeres-que-domaron-la-niebla-para-calmar-la-sed-de-los-bereberes
No hay comentarios:
Publicar un comentario