Un mural de Pasolini con su cadáver, dibujado en las calles de Roma.
S. Z. |
CTXT publica hoy un largo extracto del libro Pasolini, massacro di un poeta, editado en Italia por la editorial Ponte alle Grazie en octubre de 2015, y aún no traducido en España.
La investigación de la periodista romana Simona Zecchi
incluye documentos, entrevistas, testimonios y una serie de fotos
inéditas --algunas, de gran crudeza; CTXT ha decidido publicar las menos
duras, aunque se pueden encontrar en Internet--. La autora concluye que
el crimen del autor de Petróleo fue un asesinato político,
colectivo y premeditado, y no, como sentenció en su día la justicia
italiana, un homicidio con trasfondo homosexual.
El libro demuestra que Pino Pelosi, menor de edad y ragazzo di vita conocido de
Pasolini, no actuó solo. "Pasolini no fue a Ostia para acostarse con un
chapero, sino porque le hicieron creer que podía recuperar las bobinas
robadas de su filme póstumo Saló o los 120 días de Sodoma", explica la periodista.
Zecchi añade que Pasolini fue víctima de "un asesinato
tribal, que solo buscaba hacer callar para siempre al hombre que cada
vez que hablaba daba un puñetazo en el estómago de la burguesía y del
poder".
El libro reescribe el relato de uno de los crímenes
italianos más oscuros, reconstruye los últimos días de vida de uno de
los intelectuales más potentes, influyentes y versátiles del siglo XX, y
relaciona aquella noche sangrienta del 2 de noviembre de 1975 con la
vergonzosa historia política y criminal, nunca aclarada, de los llamados
"años de plomo" y "la estrategia de la tensión".
Capítulo primero. “Me quieren matar”
1. Las amenazas telefónicas
“Recibo llamadas telefónicas de amenaza; estoy preparado, si quieren
golpearme. Pero lo importante es que no hablen con mi madre”. (1)
Son palabras de Pier Paolo Pasolini --recogidas por la agencia de
prensa italiana ANSA en abril de 2010-- a la exactriz italiana de origen
eritreo Ines Pellegrini, que en el filme La flor de las Mil y una noches
interpreta el papel de una esclava sabia y culta. “Pasolini tenía miedo
y algunos meses antes de morir pidió que le cambiaran el número de
teléfono de casa porque recibía amenazas”. Y prosigue: “Intentaba
llamarlo desde hacía días”, recuerda en una entrevista la actriz, “pero
no podía comunicar con él. Empecé a preocuparme. Más tarde, me llamó
Pier Paolo y me dijo que había cambiado de número; repito: tenía miedo y
yo no lograba entender el porqué y a quién se refería”. Ines Pellegrini
también subraya, en un documental de 2012 realizado por el periodista
de La Stampa Carlo Grande, que Pasolini “murió mal; si hubiera sido un perro, habrían tenido más piedad”.
La investigación arranca el 2 de noviembre en el Idroscalo
de Ostia, el pequeño barrio pesquero donde apareció el cadáver de
Pasolini. Como en La carta robada de Edgar Allan Poe, Zecchi
dibuja el “esquema perfecto” que arrojó al poeta friulano en brazos de
sus verdugos, y trata de deconstruir la gigantesca cortina de humo
puesta en pie por las autoridades desde el día siguiente al homicidio.
El libro arranca relatando un extraño atentado previo,
cometido a pocos pasos de la casa de Pasolini, revela la presencia de
varios coches en el lugar del crimen, y presenta las pruebas del doble
atropello del cuerpo agonizante.
La investigación, calificada por La Repubblica
como "definitiva", se completa con los testimonios que nadie quiso
escuchar; se detiene en la matriz fascista y mafiosa de la emboscada y
en la actuación de los servicios secretos; y analiza el papel confuso
del enigmático Pelosi y los intentos de algunos periódicos, siempre bien
informados, demasiado informados, de transformar a Pasolini en imputado
en el proceso que habría debido establecer la identidad de sus
asesinos.
Nadie ha intentado leer a contraluz la crónica de esos días
convulsos. Pasolini está alarmado, tiene miedo y, de alguna manera,
quiere y debe hablar, dar a conocer la verdad. Y por ello esparce aquí y
allá fragmentos de respuestas. Fragmentos para ser recogidos y leídos
tal cual, siempre que alguien lo deseara. Un episodio muy extraño sazona
el escenario de esas semanas: el atentado del 13 de octubre de 1975
contra la central de la compañía telefónica SIP, en la avenida
Shakespeare del barrio del Eur, a pocos pasos de la casa del cineasta, (2) a causa del cual Pasolini se ve obligado de nuevo a cambiar de compañía telefónica:
De este atentado también se ha sabido poco, demasiado poco
si se consideran las tramas bastante más complejas e inquietantes de
aquellos años.
Pero he aquí que, del archivo de la secretaría política de
la Democracia Cristiana (DC), surge un documento interesantísimo,
contenido en una carpeta relativa al Partido Comunista Italiano (PCI),
cuyas informaciones, como se indica en el margen del mismo documento,
provienen de fuentes reservadas. (4)
Imagen inédita del cuerpo de Pasolini en el descampado de Via dell'Idroscalo. |
¿Qué relación existe entre este atentado y la muerte de
Pasolini? Aparentemente ninguna, aunque su función se desvelará más
adelante. Lo que despierta más sospechas es que, en el periodo
inmediatamente precedente a su muerte, aunque sabía que estaba en
peligro por las continuas amenazas que recibía, el poeta se aleja de su
entorno, huye de las personas que le son más cercanas y más queridas, se
va fuera de Roma repetidas veces, veremos en concreto adónde. Sus
amigos intentan en vano contactar con él. Un hecho insólito que Oriana
Fallaci, tras el asesinato en el Idroscalo ostiense, recuerda en su Carta a Pier Paolo Pasolini (5), una
contra-investigación dirigida por la periodista sobre la muerte del
poeta, paralela a la recién iniciada por los instructores.
La vida privada de Pasolini en las semanas que preceden al
homicidio sigue estando, por tanto, en la sombra, aunque hasta hoy siga
mandando mensajes muy explícitos.
2. El interés y las agresiones en torno a Saló
En el mismo periodo en el que se produce el atentado contra la SIP,
durante una entrevista concedida en Suecia al periodista Francesco
Saverio Alonzo, antes de volver a Roma para visionar las copias acabadas
de Saló o los 120 días de Sodoma, a la pregunta de si temía
alguna represalia por parte de los fascistas, Pasolini responde: ”Me
sorprende que todavía no lo hayan intentado de una vez por todas”.
A lo largo de su vida, en efecto, Pasolini sufrió muchas
agresiones de carácter fascista, tanto en Italia como en el extranjero.
Como la que se produjo en París, en noviembre de 1974, durante un
seminario sobre el fascismo europeo dirigido por Maria Antonietta
Macciocchi, (6), autora, entre otras publicaciones, de un libro titulado Pasolini
para la editorial Grasset. Macciocchi, exponente del PCI en un primer
momento y, posteriormente, del Partido Radical, que se había trasladado a
la capital francesa en 1972 y que, en 1979, se había convertido en
miembro de la Comisión de Justicia del Parlamento Europeo, contó cómo
ese volumen no se tradujo nunca al italiano debido al rechazo de los
editores; y no fueron los únicos.
“¿Sigue dando miedo Pier Paolo Pasolini? Sí, él y su muerte
siguen provocando escándalo y lo puedo probar”. Y prosigue: “Propuse la
traducción italiana del libro que yo había dirigido inmediatamente
después de su publicación en Francia pero ya entonces solo recibí
silencios embarazosos. He pensado volver a proponérselo a algunos
editores con motivo del aniversario de la muerte de Pier Paolo [2 de
noviembre de 1975, n.d.a.]. Todos me han dicho que el libro es
interesante y bello, pero que consideraban que no era el momento
adecuado para publicarlo”, declarará a la agencia de prensa Adnkronos.
No es el único episodio incómodo que le sucedió a Macciocchi. En efecto, cuando dirigía el semanal Vie Nuove, Togliatti
le pidió que suprimiera una tribuna de opinión escrita por Pasolini,
una colaboración que le había pedido la misma Macciocchi, y por la que
el autor no recibía ninguna compensación económica. Macciocchi se negó y
Togliatti la relevó de su puesto.
En 2005, al comienzo de la apertura de una nueva investigación, el abogado Nino Marazzita, que es quien presenta la petición de reapertura, declara al diario L'Unità que, pocos meses antes de ser asesinado, Pasolini había sido agredido por un grupo de fascistas: “Lo quisieron tirar desde el puente Garibaldi, pero se paró un coche y algunas personas acudieron a ayudarle”. Se trata de un episodio poco conocido y significativo por la cercanía temporal al homicidio.
Remontándose un poco más en el tiempo, nos topamos con otro
episodio relevante para el desarrollo de esta historia. El 23 de
septiembre de 1962, al final de la proyección del estreno de Mamma Roma,
en el cine Quattro Fontane, Pasolini es agredido. El primero que se
lanza contra el cineasta es Flavio Campo (uno de los jóvenes más
cercanos al fascista Stefano delle Chiaie). Para ayudar a Campo
interviene Serafino Di Luia, uno de los fundadores de la organización
nazimaoísta Lotta di Popolo, (8)
que creará poco después el movimiento juvenil Avanguardia Nazionale
junto con su hermano Bruno, actor y extra en muchas películas de los
años 70. .... Continuar leyendo: http://ctxt.es/es/20151118/Culturas/3015/Pasolini-Asesinato-Idroscalo-Ostia-a%C3%B1os-de-Plomo-Artes-y-letras-Pasolini.htm#.VnnS7KS5bao.twitter
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