El ingeniero forestal es uno de los autores de una impactante investigación científica sobre las consecuencias del calentamiento global en el Ártico: "Esperábamos estos eventos dentro de varias décadas".
El cambio climático sigue sumando evidencias reveladoras sobre su innegable y trágico impacto. El último gran aporte a la biblioteca científica lo hizo un grupo de investigadores internacionales, encabezados por los ecólogos españoles del CSIC Josep Peñuelas y Adrià Descals.
El trabajo, publicado días atrás en la prestigiosa revista Science, dimensiona el daño ambiental de los más voraces incendios ocurridos en el Ártico, en el verano de 2020, cuando las temperaturas ascendieron a los 38 grados, un registro nunca alcanzado en ese punto del planeta.
Los científicos analizaron, en detalle, cuatro décadas de datos de satelitales. Esa meticulosa observación reveló que los incendios quemaron tres millones de hectáreas (una superficie similar a la de Bélgica), multiplicando por siete el promedio registrado de 1980 a esta parte.
Las consecuencias de esta anomalía térmica son alarmantes. El incremento de la temperatura provoca, por lo general, un aumento lineal de la superficie quemada. Pero a partir de los 10 grados por encima de lo normal, el efecto es vertiginoso y exponencial, generando un "círculo vicioso": el calentamiento global genera más calentamiento global.
Adrià Descals habló con LPO para, en medio de la COP27 -la confederación sobre el cambio climático que, por estos días, congrega en Egipto a los líderes mundiales-, desmenuzar esta nueva -y muy preocupante- evidencia científica.
¿Por qué el Ártico como objeto de estudio? ¿Cómo surge esta investigación?
El Ártico es uno de los sitios dónde más se nota el calentamiento global. Las temperaturas ya han aumentado dos grados, el doble del aumento promedio global, un efecto que llamamos "amplificación ártica". También hay un tema muy delicado que son las emisiones de metano y gases de efecto invernadero del Permafrost, la capa de suelo bajo la superficie de la Tierra congelada de forma ininterrumpida, durante cientos o miles de años. Estos suelos albergan grandes cantidades de materia orgánica, que han estado absorbiendo durante milenios. El problema aparece cuando las altas temperaturas derriten esta capa de suelo congelado. Se descompone esta materia orgánica, carbón fósil compuesto por residuos vegetales, y libera metano y CO2. Decidimos estudiar los incendios porque es uno de los eventos que más perturba e impacta en el Permafrost. Las grandes emisiones no se producen únicamente por los incendios, como ocurre en otras geografías, sino también después del fuego. Otro motivo que nos llevó a investigar es que no se sabía exactamente cuántas hectáreas se habían quemado. Se sabía que eran muchísimas, pero no había una cuantificación exacta. Nosotros le pusimos un número exacto.
¿Las conclusiones son más graves y alarmantes de las que imaginaban?
Sabíamos que nos íbamos a enfrentar con conclusiones de magnitud. El 2020 fue un año muy cálido en el Ártico con muchísimos incendios y que, por lo tanto, el área quemada iba a ser muy grande. Sí nos sorprendió esa relación tan clara entre la temperatura media de verano del Ártico y el área quemada. Por cada grado de temperatura que aumenta, la superficie incendiada es muchísimo más extensa. No es una relación lineal, es exponencial. Eso nos impactó.
También aparece con mucha nitidez la retroalimentación del cambio climático.
Tal cual. Es un monstruo que se alimenta a sí mismo. Queda muy clara la idea del cambio climático como un círculo vicioso. Debido al calentamiento del Ártico, hay una temperatura que aumenta la probabilidad de incendios, estos incendios hacen que se degrade el Permafrost, cuando ésto sucede se emiten grandes cantidades de gases invernaderos que contribuyen al calentamiento de la tierra. En síntesis: el calentamiento global genera más calentamiento global.
Las distancias suelen ser enemigas para dimensionar la gravedad de eventos que ocurren a miles de kilómetros donde uno vive. ¿Cómo se le explica a un ciudadano de España que los resultados de esta investigación lo afecta?
Nos hemos comprometido todos los países a reducir las emisiones. El problema es que ni los países ni los líderes mundiales tienen en cuenta estos eventos. Si incorporamos las emisiones en el Ártico, los acuerdos deberían ser aún más ambiciosos con políticas ambientales más conservadoras. Uno puede pensar: "bueno, es algo que ocurre muy lejos". Pero es otro evento que contribuye al calentamiento global, que, como ya sabemos, nos afecta a todos y que va mucho más allá del Ártico.
¿Las políticas ambientales no contemplan estas emisiones? ¿Los gases que emanan del Permafrost no forman parte de la agenda de la COP27?
Exacto. Hay muchas voces que piden que las políticas para mitigar el cambio climático contemplen estos eventos en el Ártico. Las actuales predicciones sobre el calentamiento global no tienen en cuenta este círculo vicioso. En los acuerdos que se firmen se tiene que incorporar este tipo de emisiones que no son humanas, que no son antropogénicas. Pero la causa sí que es antropogénica debido al calentamiento global.
Además no son emisiones menores o insignificantes, según se desprende de vuestra investigación.
Totalmente. Nuestros cálculos, solo en emisiones directas, es decir a la quema del incendio, fue igual a todas las emisiones de CO producidas por España ese año, en 2020. Hubo 423 incendios que quemaron unos 3 millones de hectáreas, casi la extensión de Bélgica .Es como agregar un país más al mapa. No son emisiones menores. Hay que aclarar que el cálculo es solo de emisiones directas. Si contemplamos las indirectas, las que emiten los suelos del Permafrost, la cifra crece muchísimo más.
En estos incendios no hay una "mano" que
inicia el fuego. El negacionismo suele utilizar esta figura como la
única causa de estos fenómenos.
Exactamente. No hay una mano directa que quema. Hay un incremento de tormentas eléctricas y más actividad de rayos, y eso sí es debido al calentamiento del Ártico. Hay varios estudios publicados que dan cuenta de este fenómeno. El calentamiento produce más rayos. Estos incendios son "naturales" porque ocurren por estos rayos.
¿Qué son los "incendios zombis", término que aparece en la investigación?
En España, por poner un ejemplo, los incendios queman la vegetación y las llamas son visibles, las podemos ver desde muy lejos. No tienen nada que ver con los incendios del Ártico, que queman bajo tierra. El Permafrost es un suelo orgánico. Su combustión es sin llamas, lo único que se ve desde arriba es un humo que sale del suelo. De ahí la etiqueta de "incendios zombis". Pueden estar quemando el suelo durante meses. Incluso puede pasar de un verano a otro. Ejemplo gráfico: se produce un "incendio zombi" en verano. Después llega el invierno y la nieve cubre todo. Pero el fuego continúa quemando el suelo por debajo. Entonces, al verano siguiente, cuando se derrite la nieve estos incendios pueden volver a surgir. Por eso el término: parecen que están muertos, pero no, están quemando por debajo.
La complejidad de estos incendios, por dónde se lo mire, es mayúscula en términos de impacto climático.
Totalmente. Uno de los mayores problemas para combatir estos incendios es que ocurren en zonas aisladas, remotas y de poca accesibilidad. El Ártico es una de las zonas menos pobladas del mundo. Estos incendios suelen ocurrir muy separados en distancias. Pueden abrirse focos simultáneos por los rayos, pero separados por centenares de kilómetros. Se expanden y los frentes pueden llegar a ser de decenas de kilómetros. Al haber pocos medios y recursos es muy difícil combatirlos.
Un colega tuyo, autor también del estudio, reconoce que no esperaba ver este fenómeno en 2020, sino dentro de varias décadas. ¿También te sorprendió la variable temporal?
Sí, la misma sensación. El 2020 fue un año con una anomalía de temperatura muy fuerte. Un año muy seco y muy cálido en el Ártico. Ese tipo de verano se esperaba mucho más tarde. Posiblemente no lo volvamos a ver en los próximos años. Pero sí que vemos una tendencia. Fue anómalo, es cierto. Pero es un hecho que en los próximos años vamos a tener un incremento de área quemada. Y si seguimos con esta tendencia a partir de la segunda mitad del siglo, sí que tendremos incendios muy recurrentes. Además, el permafrost va más allá del Ártico, abarca también bosques boreales. La tendencia, según otros estudios, es la misma: incendios cada vez más grandes. La tendencia es generalizada en toda la Siberia.
Además del CO2 y del metano, en estas masas de hielo hay virus y bacterias congeladas. ¿Estamos ante una bomba biológica?
Desconozco
si en términos sanitarios es un tema muy preocupante. Hace algunos
años, en l tundra siberiana, hubo una pequeña epidemia por ántrax (NdeR:
en agosto de 2016, en otra ola de calor, en la Península de Yamal, en
el Círculo Polar Ártico, un niño de 12 años murió y al menos veinte
personas fueron hospitalizadas después de haber sido infectadas por esta
bacteria). No sé hasta qué punto es algo puntual o que puede
extenderse. Lo que sí está claro es que hay virus y bacterias enterradas
bajo estas capas de hielo. No solo eso: se están encontrando muchos
mamuts. Hasta qué punto la siguiente epidemia mundial puede salir del
permafrost, lo desconozco.
Josep Peñuela, otro autor de la investigación, una eminencia mundial en el campo científico de la ecología, hace una autocrítica y dice que todos los investigadores deberían estar en la calle, en alusión al movimiento de desobediencia civil, alertando de lo grave de la situación. ¿Esta angustiante interpelación es al ciudadano de a pie o al sistema?
Tenemos que exigirle a la clase política que se mojen un poco más y que cumpla con todos los acuerdos vigentes y los que se van a firmar en el corto plazo. Hay una responsabilidad clara de los gobiernos. Tiene que haber un poco de activismo, de los ciudadanos y de los científicos, claro, como lo estamos viendo. Todos tenemos que reclamar y protestar por la inacción climática.
¿Se puede frenar el cambio climático sin romper la matriz del capitalismo global: la búsqueda permanente de un crecimiento que genere más consumo y producción?
Esto está en el centro del debate. Si tenemos que decrecer o si tenemos que apostar por energía renovables. El capitalismo va más por esta segunda opción, por mantener los niveles de producción y consumo de manera más eficiente. Sin una economía verde fenómenos como los del Ártico van a ser normales. Eso lo tengo claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario