Veremos pantalones con remiendos;
atardeceres rojizos en arrabales vacíos
y repletos de jóvenes andrajosos
que regresan de Turín o de Alemania.
Los viejos serán dueños de sus paredes
como de poltronas de senadores;
los niños sabrán que la comida es poca,
y cuánto cuesta un pedazo de pan.[...]
Las ciudades grandes como mundos,
estarán repletas de gente que va a pie,
con ropa de tonos apagados[...]
Pequeñas fábricas en lo más hermoso
de un prado verde, en el recodo
de un río, en el corazón de un viejo
bosque de robles, se derrumbarán
un poco cada tarde, pared por pared,
lámina a lámina.[...]
Pier Paolo Pasolini
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