Betty 1991. Gerhard Richter |
Mi madre empezó con pérdidas de memoria y cocmportamientos extraños dos años después de sufrir un accidente de circulación grave -se la llevó por delante un coche que se saltó un semáforo en rojo- del que se había recuperado perfectamente. Durante varios meses, pudo seguir viviendo de manera autónoma en la residencia para mayores, de Yvetot, en Normandía, donde ocupaba un pequeño apartamento para ella sola. En el verano del 83, en plena canícula, se encontró mal y la ingresaron. En el hospital descubrieron que llevaba varios días sin comer ni beber. En su frigorífico solo había unos terrones de azúcar. Ya no podía quedarse sola. Decidí llevármela a casa, convencida de que en ese marco, familiar para ella, con la presencia de mis dos hijos mayores, Éric y David, que me había ayudado a criar, sus perturbaciones desaparecerían, que volvería a ser la mujer dinámica e independiente de antes.
No fue así. Su memoria siguió deteriorándose y el médico habló de la enfermedad de Alzheimer....
No he salido de mi noche
Annie Ernaux
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