El Centro Común de Investigación de la Comisión Europea calcula que solo un 50% de las plantas de tratamiento de aguas pueden de eliminar los restos de antibióticos
Las aguas residuales de los países del sur de Europa, entre ellos España, contienen más superbacterias que los del norte, según otro estudio reciente
Vista de cultivo bacteriano. EFE |
Entre las áreas que más preocupación generan entre los
investigadores se encuentran las grandes acumulaciones de agua y, según
un informe del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea,
se han detectado restos de antibióticos "con frecuencia en diferentes
medios acuáticos" y, aunque los niveles encontrados "no suponen una
amenaza directa para la salud", "podrían promover la adquisición de
resistencias mediante la transferencia de genes entre bacterias".
Aunque la aparición de superbacterias que son resistentes
a los antibióticos es algo natural, la acción humana está acelerando el
proceso y desde que en la primera mitad del siglo XX se popularizara el
uso de los antibióticos, las bacterias han ido desarrollando una
resistencia cada vez mayor a estos fármacos.
Los expertos alertan de que si continúan las tendencias actuales se podría llegar a una era postantibioticos
que nos haga retroceder a los tiempos anteriores a la penicilina y
algunas estimaciones realizadas en los últimos años indican que si la
resistencia sigue creciendo al ritmo actual, en 2050 morirán más de 10
millones de personas en todo el mundo por infecciones que antes se
podían tratar, con 400.000 muertes anuales solo en Europa.
Las depuradoras: un caldo de genes de resistencia
Los
autores del informe europeo recuerdan que los antibióticos pueden
llegar a las concentraciones de agua por diferentes vías, incluidos los
residuos urbanos y agrícolas. En particular, los antibióticos de consumo
humano se vierten principalmente al medio ambiente desde las plantas de
tratamiento de aguas residuales, dado que estos medicamentos no se
absorben completamente cuando son ingeridos y "un porcentaje que oscila
entre el 30% y el 90% se excreta en el sistema de aguas residuales".
Los
autores del informe aseguran que los tratamientos tradicionales de agua
en estas plantas apenas eliminan el 50% de los antibióticos, siendo los
más habituales el sulfametoxazol y la trimetoprima, que se prescriben
habitualmente para la neumonía o las infecciones de oído, por lo que
concluyen que la mejor opción para controlar la propagación de las
resistencias es "adoptar medidas para mejorar la eficacia de los
procesos de tratamiento de las aguas residuales".
Sin embargo, un estudio publicado la semana pasada en la revista Science Advances
concluye que, aunque las depuradoras fueran más efectivas a la hora de
eliminar tanto los antibióticos, como las bacterias resistentes, se
deben tener en cuenta factores geográficos, ya que "la carga de genes de
resistencia a los antibióticos después del tratamiento de aguas
residuales es significativamente mayor en los países del sur que en los
del norte".
El estudio analizó la presencia de
superbacterias en 12 plantas depuradoras de siete países, Alemania,
Irlanda, Finlandia, Noruega, Portugal, España y Chipre y sus resultados
concuerdan con los datos del informe de la Red Europea de Vigilancia de
la Resistencia a los Antimicrobianos, promovida por el Centro Europeo
para la Prevención y el Control de las Enfermedades, que concluyó que
existía una mayor prevalencia de la resistencia a los antibióticos en los países del sur de Europa.
La ganadería y la acuicultura, en el punto de mira
El informe de la comisión también destaca la importancia de controlar el uso de antibióticos en la cría de animales,
dado que que "el uso generalizado y continuo por parte de la industria
ganadera hace que su introducción en el medio ambiente sea constante". A
pesar de que el uso de medicamentos para la promoción del crecimiento
está prohibido en Europa desde enero de 2006, los antibióticos pueden
utilizarse para tratar, controlar o prevenir infecciones del ganado.
En
España, el uso de estos fármacos en la cría de ganado es especialmente
elevado en comparación con el resto de la Unión Europea y, a pesar de la
importante reducción de los últimos años, sigue situada en los puestos
de cabeza, solo superada por Chipre. Según el último informe publicado
por la la Agencia Europea del Medicamento,
la cantidad de antibióticos por animal criado en España es 5 veces
superior a la que se utiliza en Francia y el doble de la que se utiliza
en Portugal.
El impacto de los antibióticos
veterinarios vertidos en el agua depende de las prácticas de la
explotación y se produce principalmente a través de las deposiciones de
los animales. "Al igual que en los seres humanos, después de la
administración en el ganado, los antibióticos metabolizados y no
metabolizados terminan en el estiércol", explica el informe, por lo que
pueden entrar en los sistemas acuáticos a través de las aguas
superficiales.
El informe también señala como posible
fuente de antibióticos en las aguas el uso que se hace en la
acuicultura. "El aumento de la industrialización de los acuacultivos ha
ido seguido de la intensificación de la densidad de peces, las
condiciones estresantes y la contaminación por nutrientes, lo que ha
dado lugar a una mala calidad del agua y al uso creciente de
antibióticos para evitar la propagación de enfermedades", explican los
investigadores.
Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/resistencia_a_los_antimicrobianos-antibioticos-ciencia_0_885411582.html
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