martes, 23 de abril de 2019

Las razones secretas de algunos celibatos

...
Resultado de imagen de William-Adolphe Bouguereau
William-Adolphe Bouguereau
  Las razones secretas de algunos celibatos merecen ser conocidas. El poeta corso Lorenzo Mabili y su hermana Ester, vivieron juntos y estérilmente toda la vida, sacrificándose mutuamente esas ventajas que otros encuentran en el matrimonio. Las uniones entre estos solteros y estas solteras son en apariencia tristes, aunque en el fondo esconden una exquisita forma de felicidad. Un caso similar al de Lorenzo y Ester Mabili es el de C.P., un periodista romano, y de su hermana M., que conviven de manera perfecta y han renunciado a cualquier otra forma de asociación sentimental. Más singular aún, y quizá más exquisito, es el caso de los hermanos T., ingeniero naval el mayor y periodista el menor, que han unido sus celibatos y viven juntos comen juntos en el restaurante, van juntos al teatro, al cine, al café. Los hermanos T. son dos gigantes muy feos y lerdos Fafner y Fasolt, vestidos de paisano, con los brazos colgantes y el cuerpo ligeramente inclinado hacia delante, como por una tendencia natural a recobrar la posición horizontal, deambulan solitarios por las calles de Roma, entran en los cines agachando la cabeza para no darse con la frente contra el marco de la puerta, pasan largas horas sentados en el café, observan a las mujeres volviendo lentamente la cabeza para seguirlas con mirada bovina y melancólica, y cuando una de esas mujeres así observadas desaparece por la esquina o se pierde entre la multitud, ellos acercan sus jetas y hacen comentarios en voz baja. La unión de esos dos gigantones no puede ser más locuaz. En cierta ocasión nos picó la curiosidad de averiguar sobre qué versaban esas animadas conversaciones, y nos sentamos en el restaurante en una mesa próxima a la suya. Y así descubrimos que los hermanos T. sólo tienen un tema de conversación: la mujer. Hablan entre ellos, y de manera confidencial, durante horas y horas, de la mujer, del cuerpo de la mujer, de ciertas partes del cuerpo de la mujer, de las partes más mullidas y carnosas del cuerpo de la mujer; y siempre lo hacen como quien intercambia secretos muy íntimos. Y mientras aluden a la parte trasera de la mujer redondeando los labios para formular mejor la redonda palabra, la expresión de su rostro es seria y preocupada. Como llegamos a saber más tarde, estos dos hermanos gigantescos  feos se sienten agobiados por el problema sexual, y, como ninguno de los dos ha logrado resolver este problema de forma natural, han asociado sus vidas con el fin de poder resolverlo teóricamente. Queda por señalar la extraña y sutil felicidad de estas uniones sustitutivas del matrimonio. El matrimonio tiene una finalidad sexual, una finalidad sentimental, una finalidad procreadora, pero tiene sobre todo la finalidad de completar y reforzar en este mundo la situación del hombre y de la mujer, así como de crear entre hombre y mujer una asociación que, aunque pequeña, sea segura, que permita afrontar, con una especie de "egoísmo doble", los peligros, los azares y ante todo la soledad de la vida. Y a este fin, mejor que la unión normal entre marido y mujer, sirven las uniones entre madre e hijo, entre hermano y hermana, entre hermana y hermana, y entre hermano y hermano....

Maupassant y "el otro"
Alberto Savinio

No hay comentarios:

Publicar un comentario