jueves, 30 de junio de 2016

El cuidado mutuo


Marcos Severi

   En nuestras sociedades la discapacidad y la dependencia se consideran fuentes de heteronomía: o bien una fase en el proceso convencional de convertirse en personas autónomas -niños-o de dejar de serlo -ancianos- o bien una catástrofe sobrevenida  -discapacitados-- La autonomía es un mérito reservado para unos pocos: básicamente, varones blancos, ricos y con buena salud. De ahí la larga y atroz historia de grupos sociales a los que se ha considerado tutelables en la modernidad ilustrada: mujeres, pobres, trabajadores no cualificados, no occidentales en general, marginales, analfabetos, inmigrantes, locos, etc.
    Tendemos a pensar en la dependencia de un modo similar a como los liberales imaginan la igualdad. No creen que sea algo necesariamentente malo, pero no la consideran ni una fuente de obligaciones ni una situación estable. En todo caso, es un punto de partida de la libertad personal. Para ellos es razonable que los niños tengan igualdad de oportunidades, pero las recompensas desiguales a los distintos talentos son perfectamente aceptables. No consideran que las desigualdades sean en sí mismas degradantes. En cambio, el igualitarismo profundo cree que ciertos niveles de desigualdad son aberrantes y nos impiden a todos llevar una vida buena, con independencia de la situación relativa de los que peor están o de nuestra propia situación personal. [...].
    Si nos pensamos como seres frágilesy codependientes, estamos obligados a pensar la cooperación como una característica humana tan básica como la racionalidad, tal vez más. Nuestra vida es inconcebible sin el compromiso con los cuidados mutuos. Pensar un escenario de conducta instrumental generalizada es tan contradictorio como pensar un escenario de irracionalidad y engaño mutuo generalizado. No todas las relaciones sociales importantes tienen que ver con el cuidado, pero el cuidado es la base material sobre la que se fundamentan todas ellas. La comunidad política, incluso la que se basa en ficciones contractuales, se erige sobre una red de codependencia.  El escenario en el que podemos o no superar la alienación es un impulso que forma parte de lo más íntimo de nuestra naturaleza: cuidar los unos de los otros.
    La mayor parte de nosotros hemos conocido esa realidad en un entorno familiar, más que nada porque la mercantilización generalizada la ha desterrado de cualquier otro ámbito, en especial del laboral. Por eso alguna gente piensa que pensar políticamente el cuidado es imaginar la sociedad como si fuera una gran familia, como si tuviéramos que tratarnos mutuamente como hermanos o primos en vez de como ciudadanos autónomos unidos en un proyecto común. Es exactamente al revés. El cuidado mutuo es la base material de un vínculo político racional alejado del capricho individual o del formalismo contractual. Y, en ese sentido,el reconocimiento de su importancia es esencial para superar las relaciones de dependencia alienantes y opresoras, incluidas algunas relaciones familiares.


Sociofobia
César Rendueles


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