Federico Garcia Lorca leyendo con su hermana en la Huerta de San Vicente (1915) |
Se le vio, caminando entre fusiles
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle a la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
muerto cayó Federico
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.
...Que fue en Granada el crimen
-sabed -¡pobre Granada!-, ¡en su Granada!...
Antonio Machado
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