martes, 16 de septiembre de 2014

Naufragios, champán y leche condensada

  Durante la primera decena del mes de octubre de 1927, la costa NW se vio afectada por una fuerte cerrazón de neblina. A las siete de la tarde del día 10 de ese mes, a consecuencia de esa niebla y de una avería en el timón, varaba en la playa de Arou el vapor francés Nil, de 4000 Tm, matriculado en Burdeos y mandado por el capitán Mr. Huarsh.

El "Nil", naufragado en 1927, fue panacea de muchas economías
  El Nil llevaba rica carga general de Burdeos para Bathrust (Gambia inglesa). Realmente llevaba de todo: 20 choches, maquinaria, ricas telas, sedería de Damasco, productos químicos, farmacéuticos, harinas... y champán, mucho champán. Al chocar con los bajos de Xan Ferreiro se hizo boquetes que ya le imposibilitaron su salida.

 Sus 19 tripulantes y algunos viajeros (entre ellos, un famoso aviador distinguido en la Primera Guerra Mundial llamado Mr. Jullien; el cónsul de Francia en Arieja; y afamados comerciantes de Gambia) fueron llevados  a Camelle en donde los colmaron de atenciones y luego trasladados a Corcubión en un remolcador con todo el equipaje y demás efectos recuperados. El capitán quedó en el barco hasta su entrega a la Compañía de Seguros.

  En principio el capitán creyó en la posibilidad de sacarlo de allí; de ahí la presencia del remolcador y de que hubieran permanecido todos tantas horas a bordo, pero, a los dos días ya el barco había hecho cama en la restinga de Xan Ferreiro y desistieron del empeño.

  El mar fue abriendo boquetes en su casco, por los que iban saliendo mercancía que se iba desperdigando por la costa... y las gentes practicaron el rateo playero. El subdesarrollo existente, general en casi toda la Galicia de entonces, si se quiere  justifica esta acción, porque esta desperdigada mercancía iba a ser panacea de muchas economías. Por otra parte, las gentes veían cómo se pudrían mucha de ellas en los improvisados depósitos aduaneros en espera de un tardío trámite burocrático. A este "pillaje" acudieron incluso gentes del interior y de las rías del norte... y las anécdotas se sucedían diariamente:

  Uno, en una fría noche de difuntos, cargó satisfechísimo un fardo repleto. Observó que su contenido se revolvía y, cuál no sería su asombro, cuando al mirarlo vio que había cargado nada menos que con ¡un carabinero¡! que se había metido dentro de un saco para resguardarse del frío durante la guardia y se había dormido.

  Otros, ignorando que era leche condensada -de seguro que jamás la habían visto- pintaron las puertas y ventanas de sus casas de tal fluida pintura... y las moscas acudieron a contemplar el cuadro.

  Después del naufragio, como ya hemos apuntado, y durante unos días, permaneció  Mr Huarsch a bordo en constante vigilancia para evitar la acción de los demasiado aprovechados que pretendiesen saltar al barco. Pues bien, cuando un muchacho e 16 años intentó hacerlo, para apoderarse de un tentador fardo que ya estaban punto de caer al agua, recibió un tiro de escopeta en la cara que le disparó el capitán. A éste le costó, al perecer, un proceso y al muchacho, bastantes días de curas.

  La Compañía de Seguros empleó luego a varios hombres de Camelle como guardianes en el Nil . A la hora de hacer el café, por carecer de agua a bordo, usaron champán... ¡había de estar bueno! Claro que, antes de hervir el de la olla ya había hecho efecto el que se habían bebido con la comida.

  No sabemos si por los rincones de algún desván de estos pueblos -Camelle, Arou, Santa Marina, etc- no habrá todavía desperdigadas alguna que otra botella de "Alcohol de menta" o "Famel" como muestra de los productos farmacéuticos que portaba. Nos aseguraron haber visto no hace muchos años telas estampadas procedentes de este barco con un colorido casi perfecto y la existencia de alguna máquina de coser de mano que jubilaron todavía hace poco tiempo.


COSTA DE LA MUERTE
Historia y anecdotario de sus naufragios

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