¿Mantendrá Biden la postura de Trump respecto al Sahara? ¿Qué papel jugarán Argelia o Rusia ante esta nueva situación?
"Es una jugada atrevida y arriesgada para el régimen marroquí”, destaca el profesor Barreñada sobre un establecimiento de relaciones con Israel
“El riesgo es que el paso de Trump genere una escalada y un aumento de tensión”, señala el investigador Haizam Amirah-Fernández
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al rey de Marruecos, Mohamed VI, en una visita de 2018. / Efe |
Las declaraciones, más bien los tuits, del presidente de EEUU (en funciones), Donald Trump, sobre Marruecos y el Sahara Occidental, han otorgado una nueva dimensión al conflicto. Los saharauis han servido como moneda de cambio en un trueque que favorece a un tercer país, Israel. Siempre según las palabras de Trump, su reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara implica que el reino alauita establezca relaciones diplomáticas con Israel. Un paso, este último, que ya han dado otros países árabes. El tablero geopolítico se completa con la incógnita de que harán o dirán países como Argelia o Rusia, por un lado, o Francia, por otro. ¿Qué consecuencias va a tener este movimiento tanto a corto como a medio y largo plazo? Hace unos días repasamos el conflicto desde el punto de vista de la legalidad internacional. Analizamos ahora en cuartopoder los diferentes escenarios de la mano de las opiniones de varios expertos en la materia.
Lo primero que cabe preguntarse es lo inesperado o no, de esta jugada. El pasado mes de febrero el investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor asociado del Instituto Empresa (IE), Haizam Amirah-Fernández, tuiteaba sobre una hipotética declaración de Trump a cambio de que Netanyahu, primer ministro israelí, incluso viajara a Rabat a ver al rey Mohamed VI. Lo hacía porque en la prensa israelí se especulaba ya con una negociación en este sentido. “En su momento haciendo un análisis de coste, beneficio y estilo de tomar decisiones, pensé que la probabilidad de que se convirtiera en realidad era importante. La principal duda era si iba a esperar al resultado de las elecciones en EEUU o no”, explica a este medio.
“Se veía venir. Para Marruecos, ceder en un tema tan sensible como lo de Israel tenía que ser por algo muy grande, y no hay ahora mismo nada más grande en Marruecos que su pretensión de tener la soberanía del Sahara”, señala por su parte Jesús Nuñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH). “Hace ya varios meses que la idea flotaba en el ambiente. Pero eran especulaciones, no había posiciones oficiales, menos del Gobierno de Marruecos. En Israel sí sonaba, es posible que hubiese algo por debajo”, comenta el profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense, Isaías Barreñada.
Este mismo profesor recuerda que el supuesto “acuerdo” entre Marruecos e Israel “no surge de la nada”. Israel tiene con Marruecos unas relaciones “muy antiguas”, aunque no sean relaciones diplomáticas plenas, según comenta Barreñada. Unas relaciones que se remontan a los años 60,m facilitando la emigración de judío marroquíes hacia Israel o la colaboración entre sus servicios de inteligencia. Además, los israelíes asesoraron a los marroquíes en la construcción del muro del Sahara. Más tarde han coincidido en diferentes foros euro-mediterráneos. “Durante varios años tuvieron relaciones, en los años 90 empezó a haber turismo o inversiones israelíes. A veces de forma disimulada pero hay muchas relaciones económicas”, afirma Barreñada.
Tampoco es nueva, claro, la relación entre Marruecos y EEUU. Los estadounidenses ya colaboraron como aliados en la construcción del muro durante la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos. Y el Sahara es un tema clave para el reino alauita. “No hay nada comparado con eso, ni un sistema de armas ni otro. Pero evidentemente al lado de esa cuestión, hay intereses comerciales y dentro de ellos venta de armas. Para Washington siempre ha sido importante tener a Marruecos en su bando y lo ha alimentado de armas cada vez más sofisticadas. Lo que cabe preguntarse es quién va a pagar esas armas, porque Marruecos no tiene dinero para pagarlas”, reflexiona Nuñez.
Marruecos, una sociedad pro-palestinaUna de las claves de este nuevo escenario, si se cristalizara como indicó el presidente estadounidense, será el grado de aceptación en Marruecos de su nueva relación con Israel. La mayoría de la sociedad marroquí, partidos políticos incluidos, es favorable a la causa palestina. “Eso es un hecho pero por encima está la percepción abrumadoramente mayoritaria en la opinión pública marroquí de que el Sahara es suyo. Habrá críticas, de hecho el PJD (partido de Gobierno) ya ha emitido un comunicado crítico. Contando con la capacidad de represión del régimen, y aunque habrá críticas, no va a ser la opinión pública marroquí la que le dicte a Palacio su agenda. No lo ha sido nunca pero tampoco lo ha sido ahora”, señala Nuñez.
“Es una apuesta arriesgada de la monarquía. La vinculación que ha hecho Trump ha sido directa entre la ocupación de Palestina y el tema del Sahara. La opinión pública es mayoritariamente propalestina. Más en el largo plazo va a ser muy distinto, si se establecen relaciones diplomáticas y hay un nuevo bombardeo sobre Gaza, veremos qué pasa”, añade Amirah-Fernández. “Una decisión del Palacio choca con una opinión fuerte en la calle. Y eso, en un régimen como el marroquí, se tiene que tragar sin expresarse excesivamente, pero está ahí latente. Ahora no estamos en los años 80 o 90, estamos en un momento en el que hay más opciones de hacer críticas. Es una jugada atrevida y arriesgada para el régimen marroquí”, destaca Barreñada.
¿Qué hará Joe Biden?Otra de las preguntas interesantes es saber la respuesta del presidente electo de EEUU, Joe Biden, que tomará posesión oficial en poco más de un mes. Las excelentes relaciones de los estadounidenses con Israel y el papel de los grupos de presión podrían decantar la balanza perjudicando a los saharauis y palestinos. Para Nuñez, es un tema “envenenado” que le deja Trump al nuevo presidente. “Si Biden echa atrás esta decisión va a tener muchos problemas para explicar por qué esto sí y los Altos del Golán sirio, por ejemplo, no. Se me hace muy difícil imaginar que EEUU, con Biden o quien sea, vaya a darle una bofetada de ese nivel a su principal aliado en Oriente Próximo que es Israel”.
“Seguramente el cálculo que han hecho en Rabat es que esto seguramente Biden no se lo iba a conceder. Por eso de que hay una cosa llamada legalidad internacional. No olvidemos que lo de Trump es una declaración presidencial. Eso también hay que ver cómo es de vinculante y la validez jurídica que tiene de cara a la propia legislación estadounidense”, comenta el investigador de ElCano. Por cierto, que a día de hoy tampoco el rey de Marruecos ha anunciado un reconocimiento pleno de relaciones diplomáticas con el Estado de Israel. A pesar de que el Sahara no es una prioridad para EEUU, la duda, para Amirah-Fernández, es si dentro de las decisiones que Biden tomará rápidamente para distanciarse de Trump estará este asunto o no.
Para el profesor Barreñada, lo que ha pasado es fruto de la “política disruptiva” que tiene Trump. Para él, Biden podría volver a lo que ha sido la posición de EEUU “más clásica”. “¿EEUU puede abrir mañana un consulado en el Sahara? Sí, pero lo puede cerrar el día después”. En este sentido recuerda que el país ya tomó en su tiempo una decisión en la que dijo claramente que el Sahara no era Marruecos. Por tanto el tratado de libre comercio no se aplica. “Si esa decisión no se traduce luego en extender este tratado, abrir representaciones diplomáticas, se queda en lo declarativo”
Una consecuencia, en todo caso, es que esta declaración arrastre a otros países a hacer algo similar reconociendo la soberanía de Marruecos sobre el Sahara. Aquí, inevitablemente miramos a Francia, aliado tradicional de nuestros vecinos del sur. “Estoy seguro de que Macron desearía hacerlo. El problema es por un lado es que esto tiene que pasar por el Consejo de Seguridad de la ONU, el precedente supondría que en un territorio reclamado, desde el exterior se le reconozca la soberanía. Ese precedente sería peligroso para la UE, porque hay reclamación territorial de algunos territorios. A nivel interno de la UE podría generar unas tensiones inmensas”, destaca Amirah-Fernández.
“Francia no va a hacer esto. Porque tiene una política exterior más madura, no hace este tipo de cosas de la noche a la mañana. Rompería el consenso en la UE. Lo del reconocimiento de la soberanía de un territorio ocupado es claramente una violación del derecho internacional. Francia apoyará a Marruecos en el Consejo de Seguridad pero este tipo de cosas no las hace”, destaca por su parte Barreñada.
Argelia o Rusia, ¿internacionalización del conflicto?Las reivindicaciones del Frente Polisario han contado con dos apoyos relevantes. En primer lugar, Argelia. En su territorio se encuentran los campamentos de población refugiada por lo que la relación es evidente y cristalizada durante décadas.
Analiza la situación de este país Amirah-Fernández: “Argelia está pasando por un momento muy delicado, con una sobreposición de crisis. Por un lado la política, de más de un año de manifestaciones pidiendo reformas de fondo en el sistema. Se eligió al presidente el año pasado pero lleva meses desaparecido y ausente. Hay una crisis económica que se junta con los factores de la pandemia, sumada a un descenso preocupante de las divisas del país. A nivel geopolítico, su posición está cada vez más aislada. Los tuits de Trump han debido caer como bombazos por esa especie de competición por la hegemonía regional desde hace décadas. De repente se le entrega a su rival geopolítico todo lo que pide en bandeja de plata. Eso es muy difícil de digerir en Argelia”.
Para el profesor Barreñada, “hay una especie de mantra” que dice que Argelia es quien mantenía al Frente Polisario vivo o que los saharauis no tienen autonomía en sus actuaciones. “Yo creo que lo que está ocurriendo en los últimos días es que hay otro tipo de relación. Obviamente los saharauis nunca van a hacer algo contra Argelia. Pero tienen un margen de maniobra importante. Muy posiblemente los saharauis habrán consultado con Argelia y les habrán dicho que ya no aguantaban más y que iban a volver a la lucha armada. Habrán encontrado cierto nivel de aceptación por su parte”, explica.
Rusia, junto a Sudáfrica, fue el único país en el Consejo de Seguridad de la ONU que se abstuvo en la última resolución sobre el conflicto. “Dijeron que la resolución había sido amañada por otros países y que estaba vacía de contenido. Es decir, que la crítica es precisamente porque la resolución se queda corta. Hay una sintonía muy fuerte entre Rusia y Argelia, y eso significa que se va a alimentar una espiral de confrontación”, señala Barreñada. El intercambio de armas puede jugar aquí también un factor clave. “Puede haber un nuevo foco de confrontación entre EEUU y Rusia, lo mismo que vemos en Oriente Medio. El error de cálculo de Marruecos es importante”, añade el profesor.
Para Amirah-Fernández, tampoco va a estar cruzado de brazos. “El riesgo es que el paso de Trump genere una escalada y un aumento de tensión. Es un riesgo real, no hipotético. Para Argelia es casi un tema de seguridad nacional”, señala.
Más escéptico se muestra aquí Jesús Nuñez: “Si
después de 45 años, cuando la balanza no estaba tan desequilibrada como
ahora, no ha habido nadie que se la haya jugado por los saharauis,
menos se la va a jugar ahora. Ni Argelia, ni Rusia ni ninguna más. Por
mucho que sea duro, crudo, reconocerlo, los saharauis están solos, abandonados.
En relación de fuerzas militares no hay forma de compararlo con
Marruecos, en relación de fuerzas diplomáticas no hay forma de
compararlo. Por tanto, su causa es una causa que cada vez se aleja más
de su sueño político. Se ha quedado convertida, y para España también,
en un tema estrictamente humanitario”.
No se puede obviar en el análisis las menciones al papel de la ONU. Para Nuñez, lo que muestra, “desgraciadamente una vez más, es impotencia”. Pero no por ello, alerta, se debe dejar de lado su función. “La tentación que hay que evitar es decir que para qué sirve la ONU y que hay que desmantelarla. No, sin la ONU, es directamente la ley de la jungla. Por mucho que nos frustre y nos decepcione ver como una vez más la ONU no tiene capacidad para hacer valer el derecho internacional y sus propias resoluciones, tenemos que criticarlos de forma clara pero que eso no nos lleve a decir que mejor estaríamos sin ONU”, destaca.
“El problema de la ONU es que no tiene voluntad propia, la ONU es la suma de los miembros y del Consejo de Seguridad. En el Consejo de Seguridad no veo que vaya a haber unanimidad para reconocer que el Sahara es de Marruecos”, destaca el investigador de ElCano, que además recuerda la contradicción que supone que EEUU votara a favor de prorrogar la MINURSO este mismo año.
Para Barreñada, lo que ha demostrado el conflicto del Sahara es que el órgano encargado de mantener la paz y la seguridad, que es el Consejo, “en vez de apretar para que la cosa se resuelva, lo que ha hechos es consentir los incumplimientos hasta generar una especie de régimen de impunidad”. Pero en el caso de la Asamblea General se acaba de nuevo de recordar estos días que la cuestión del Sahara es una cuestión de descolonización. “¿Cómo se fuerza a los Estados que no quieren cumplir con las propias resoluciones? Esos son los limitantes que tiene el multilateralismo”, indica.
España, cerca de MarruecosQueda mencionar a España, potencia administradora de iure según incluso la propia Audiencia Nacional. “En España la opinión pública también es mayoritaria pro saharaui pero los gobiernos se han ido acercando cada vez más a Marruecos”, afirma Nuñez, estableciendo un paralelismo en lo que podría pasar ahora en el país alauita respecto a Palestina. Los precedentes en las actuaciones respecto al conflicto saharaui en los Gobiernos de nuestro país no son buenos.
Para Barreñada, “España se ha colocado en una posición que la imposibilita a hacer cualquier cosa constructiva”. Y alerta del peligro de acercarse a posiciones favorables a la autonomía del Sahara dentro de Marruecos. Algo que también ha defendido Trump. “Lo que es peligroso es cuando toma posiciones que debilitan el derecho internacional. Por ejemplo, cuando en algunos momentos han dicho que eso de la autonomía es una buena idea. La autonomía está ligada a la diversidad, al reconocimiento de las libertades, no puede haber una autonomía genuina en un régimen autoritario. Y sin embargo, no se les ocurres nada mejor es que una buena idea. Primero tendrá que cambiar bastante Marruecos para que cualquier proyecto de autonomía sea mínimamente viable. Le hacen un flaco favor a la cuestión general el posicionarse por la tangente. Sería mejor que se callaran, ya que no haces nada, cállate. Y no es una cuestión de este Gobierno o el anterior, lo han hecho todos”.
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