Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/escenarios/cine/Un-punk-una-prostituta-y-una-hazana-por-amor_0_772722999.html
Felicidad o suerte. Así puede traducirse al español la palabra alemana Glück,
y así tituló Doris Dörrie su película más reciente, que incluye
inusuales escenas de violencia para una cineasta reconocida por las
referencias a la filosofía budista de sus filmes. Este cuenta la
historia de Irina, una inmigrante ilegal que perdió todo en la Guerra de
los Balcanes y sobrevive prostituyéndose en las calles de Berlín. Allí
conoce a Kalle, un joven punk sin hogar. A pesar de las sospechas mutuas
–parte de la vida en la calle–, se enamoran e intentan construir una
vida juntos. Se mudan al pequeño departamento que Irina usa para atender
a sus clientes, mientras Kalle intenta encontrar un trabajo. Hasta que
uno de los clientes muere en la casa de Irina y ella huye por pánico.
Cuando Kalle regresa y encuentra el cuerpo, decide que hará lo que sea
necesario para defender la felicidad que ha encontrado. Incluso un acto
extremo.
Durante la presentación del filme en la Berlinale, en febrero
último, la directora aseguró: “Aunque es una historia increíble, está
basada en un hecho que sucedió en Berlín. Siempre lo que más me intrigó
es la pregunta que plantea la historia: ¿Cuánta felicidad han vivido
juntos los protagonistas como para llevarlo a él a cometer un acto tan
enorme y una hazaña tan increíble por su amor?”.
-¿Por qué cree que Kalle está dispuesto a todo con tal de conservar su relación con Irina?
-Kalle
vive en la calle. Es un punk que no cree en el amor y menos en que
realmente alguien pueda quererlo a él. Tuvo una relación muy traumática
con sus padres. Irina es la primera persona que lo acepta y lo ama, así
que para él esa relación se convierte en lo más sagrado.
-¿Cómo fue la experiencia de haber sido dirigido por Doris Dörrie?
-Trabajar
con Doris fue genial, ella tiene una manera de filmar que no es muy
usual en el medio. El set estuvo compuesto por la cámara, muy pocas
luces artificiales, los actores y ella. Esto permitió una realización
más rápida y dejó más tiempo para trabajar en las escenas. Doris nos
daba libertad y escuchaba nuestras sugerencias sobre algunas escenas. Es
una persona muy divertida y muy simpática. Como decimos los actores, es
una de nosotros.
-¿Cree que la crisis económica que vive Europa repercute en los extranjeros y los que no viven dentro del sistema?
-No
veo más discriminación por la crisis económica. Berlín es una ciudad
bastante tolerante y tanto la gente que vive en la calle como los
inmigrantes ilegales son parte de la imagen de la ciudad. Por supuesto,
siempre hay gente que les dice que vayan a conseguir un trabajo, pero
generalmente no sucede. Creo que la crisis económica trajo mayor
comprensión y que ahora la gente entiende cómo una persona puede
terminar viviendo en la calle. Hoy, en Alemania se ven personas que
tienen trabajo pero comen de la basura, porque su sueldo sólo les
alcanza para pagar el alquiler. La crisis logró que todos sientan que
eso les puede suceder a ellos o a sus hijos.
-Los protagonistas de “Felicidad” están dispuestos a todo para defender su relación, su amor. ¿Se identifica con ellos?
-Sí,
haría todo lo que fuera necesario por mantener a mi mujer y a mi
familia. En una situación similar a la historia, quizás no hubiera
actuado exactamente de la misma manera, pero entiendo por qué el
protagonista actúo así.
-¿Cómo fue crecer en Braunfels, una zona rural de Alemania?
-Disfruté
mucho mi niñez, ya que crecí rodeado de un bosque, un castillo y
granjas. Aunque nunca aprendí a montar, a pesar de que me crié entre
caballos. Es algo que tengo pendiente. Después, en la adolescencia, la
pequeña ciudad ya dejó de ser tan divertida.
-¿Qué lo llevó a la actuación?
-A
los 16 años fui a visitar a mi hermana que vivía en Colonia y trabajaba
en un estudio de televisión. Allí se grababan series que todavía no
habían sido emitidas, y a pesar de eso siempre en la puerta había
seguidores esperando a los actores. Una tarde a la salida del estudio,
un grupo de fans me pidió un autógrafo… ¡aunque yo era un
desconocido! La gente de la producción observó la escena y me pidió que
hiciera un casting. Me fue bien pero en ese momento me negué a empezar a
trabajar en la tele porque tenía que regresar a Braunfels para terminar
el colegio. A los 18 años sí me mudé a Colonia y comencé a estudiar
actuación. Y a actuar.
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