viernes, 14 de septiembre de 2012

Un punk, una prostituta y una hazaña por amor en las calles de Berlín

 Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/escenarios/cine/Un-punk-una-prostituta-y-una-hazana-por-amor_0_772722999.html


Felicidad o suerte. Así puede traducirse al español la palabra alemana Glück, y así tituló Doris Dörrie su película más reciente, que incluye inusuales escenas de violencia para una cineasta reconocida por las referencias a la filosofía budista de sus filmes. Este cuenta la historia de Irina, una inmigrante ilegal que perdió todo en la Guerra de los Balcanes y sobrevive prostituyéndose en las calles de Berlín. Allí conoce a Kalle, un joven punk sin hogar. A pesar de las sospechas mutuas –parte de la vida en la calle–, se enamoran e intentan construir una vida juntos. Se mudan al pequeño departamento que Irina usa para atender a sus clientes, mientras Kalle intenta encontrar un trabajo. Hasta que uno de los clientes muere en la casa de Irina y ella huye por pánico. Cuando Kalle regresa y encuentra el cuerpo, decide que hará lo que sea necesario para defender la felicidad que ha encontrado. Incluso un acto extremo.

 Durante la presentación del filme en la Berlinale, en febrero último, la directora aseguró: “Aunque es una historia increíble, está basada en un hecho que sucedió en Berlín. Siempre lo que más me intrigó es la pregunta que plantea la historia: ¿Cuánta felicidad han vivido juntos los protagonistas como para llevarlo a él a cometer un acto tan enorme y una hazaña tan increíble por su amor?”.

-¿Por qué cree que Kalle está dispuesto a todo con tal de conservar su relación con Irina?
-Kalle vive en la calle. Es un punk que no cree en el amor y menos en que realmente alguien pueda quererlo a él. Tuvo una relación muy traumática con sus padres. Irina es la primera persona que lo acepta y lo ama, así que para él esa relación se convierte en lo más sagrado.

-¿Cómo fue la experiencia de haber sido dirigido por Doris Dörrie?
-Trabajar con Doris fue genial, ella tiene una manera de filmar que no es muy usual en el medio. El set estuvo compuesto por la cámara, muy pocas luces artificiales, los actores y ella. Esto permitió una realización más rápida y dejó más tiempo para trabajar en las escenas. Doris nos daba libertad y escuchaba nuestras sugerencias sobre algunas escenas. Es una persona muy divertida y muy simpática. Como decimos los actores, es una de nosotros.

-¿Cree que la crisis económica que vive Europa repercute en los extranjeros y los que no viven dentro del sistema?
-No veo más discriminación por la crisis económica. Berlín es una ciudad bastante tolerante y tanto la gente que vive en la calle como los inmigrantes ilegales son parte de la imagen de la ciudad. Por supuesto, siempre hay gente que les dice que vayan a conseguir un trabajo, pero generalmente no sucede. Creo que la crisis económica trajo mayor comprensión y que ahora la gente entiende cómo una persona puede terminar viviendo en la calle. Hoy, en Alemania se ven personas que tienen trabajo pero comen de la basura, porque su sueldo sólo les alcanza para pagar el alquiler. La crisis logró que todos sientan que eso les puede suceder a ellos o a sus hijos.
 
-Los protagonistas de “Felicidad” están dispuestos a todo para defender su relación, su amor. ¿Se identifica con ellos?

-Sí, haría todo lo que fuera necesario por mantener a mi mujer y a mi familia. En una situación similar a la historia, quizás no hubiera actuado exactamente de la misma manera, pero entiendo por qué el protagonista actúo así.
 
-¿Cómo fue crecer en Braunfels, una zona rural de Alemania?

-Disfruté mucho mi niñez, ya que crecí rodeado de un bosque, un castillo y granjas. Aunque nunca aprendí a montar, a pesar de que me crié entre caballos. Es algo que tengo pendiente. Después, en la adolescencia, la pequeña ciudad ya dejó de ser tan divertida.
 
-¿Qué lo llevó a la actuación?

-A los 16 años fui a visitar a mi hermana que vivía en Colonia y trabajaba en un estudio de televisión. Allí se grababan series que todavía no habían sido emitidas, y a pesar de eso siempre en la puerta había seguidores esperando a los actores. Una tarde a la salida del estudio, un grupo de fans me pidió un autógrafo… ¡aunque yo era un desconocido! La gente de la producción observó la escena y me pidió que hiciera un casting. Me fue bien pero en ese momento me negué a empezar a trabajar en la tele porque tenía que regresar a Braunfels para terminar el colegio. A los 18 años sí me mudé a Colonia y comencé a estudiar actuación. Y a actuar.
 

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