domingo, 16 de septiembre de 2012

Ocupa Monsanto reaviva el debate sobre los transgénicos


El 17 de septiembre, coincidiendo con el aniversario del movimiento Ocupa Wall Street, el mundo vuelve a ser convocado para una acción de protesta. Esta vez le toca el turno a Monsanto Corporation, la empresa líder en el mercado de semillas y responsable de producir el 90% de los transgénicos plantados en el planeta. Los activistas de Ocupa Monsanto tienen planeado realizar acciones de protesta en más de setenta ciudades alrededor del mundo, incluidas algunas españolas, con la intención de poner sobre el tapete los peligros para la salud humana y el medio ambiente que ellos entienden conlleva el desarrollo y cultivo de organismos modificados genéticamente (OMG). 
 "La gente está preocupada por la evidencia de que los alimentos transgénicos afectan a la salud humana, pero los políticos y las empresas ignoran la protesta pública contra los productos con modificaciones genéticas para proteger sus grandes beneficios", asegura la activista Rica Madrid, una de las portavoces de Ocupa Monsanto. Madrid tal vez acuda a manifestarse frente a la casa matriz de Monsanto, ubicada en la ciudad estadounidense de Saint Louis, en el estado de Missouri. Este será el principal escenario de las acciones de Ocupa Monsanto durante la semana que los organizadores prevén que durarán. En California sin embargo, se han adelantado al llamado. El pasado miércoles protagonizaron una acción de protesta frente a la sede de Monsanto en Oxnard que acabó con nueve detenidos. El grupo de activistas que se autodenomina "Unidad de Delitos Genéticos" ataviados con monos blancos cerraron los puntos de acceso a un centro de distribución de semillas transgénicas de Monsanto.
De los más de 400 establecimientos y oficinas en 66 países que posee Monsanto, 13 se encuentran en territorio español: cinco en Almería, dos en Valencia, Barcelona y Sevilla, y una en Madrid y Murcia. Según detalla la web de Ocupa Monsanto en España, las ciudades que han confirmado algún tipo de movilización son Valencia, Madrid y Almería. 

La semilla de Monsanto
En 1901, John Francis Queeny funda una pequeña empresa dedicada a la fabricación de productos químicos. Queeny bautizó su emprendimiento con el apellido de su esposa, Monsanto. Desde un comienzo tuvo un éxito rotundo gracias a la comercialización de edulcorantes, logrando la primer gran venta de su producto a la empresa Coca-Cola. Los éxitos continuaron con los químicos agrícolas, como el plaguicida DDT, el que ya ha sido retirado del mercado, PCB para empresas industriales, componentes del Agente Naranja para la industria militar y la hormona de crecimiento bovino. En las décadas de 1980 y 1990, Monsanto comienza una etapa de reconversión que la lleva a enfocarse en los procesos de modificación genética. Su consolidación definitiva se inicia cuando los cultivos transgénicos empiezan a comercializarse a mediados de la década de 1990 y toma el control de la venta mundial de semillas al hacerse con las principales empresas semilleras. Con la adquisición de Seminis, en marzo de 2005, Monsanto se convirtió en el mayor productor de granos convencionales, con cerca del 90% del mercado en la producción de cultivos de ingeniería genética. 

Monsanto Corporation comprende dos segmentos comerciales que operan desde varias instalaciones alrededor del mundo: Semillas y Genómica, y Productividad Agrícola. Los productos de Semillas y Genómica, que según Monsanto es "la fuerza motriz para el crecimiento futuro de la empresa", tienen aplicaciones tanto de germoplasma como de biotecnología. El producto más conocido de este segmento es la serie de cultivos Roundup Ready que comenzaron a desarrollarse a partir de mediados de 1980 con la soja transgénica, y a la que se sumaron a partir de 1996, el maíz, sorgo, colza, alfalfa y algodón. Entre las marcas más importantes de semillas con aplicaciones de germoplasma se cuentan DEKALB (maíz), Asgrow (soja), Deltapine (algodón), Seminis (hortícolas) y De Ruiter (hortícolas).
Estas semillas fueron modificadas genéticamente para tolerar el Roundup, un producto genérico basado en el glifosato que controla las malezas, producido por el otro segmento de la empresa, Productividad Agrícola. Otro de sus productos con glifosato es Harness, utilizado específicamente para controlar las malezas del maíz. Muchas organizaciones, como las ecologistas Greenpeace y Amigos de la Tierra denuncian que el Roundup, el herbicida líder en ventas de la compañía, "está asociado a enfermedades severas y malformaciones congénitas" sobre todo en aquellas comunidades que viven cerca de plantaciones de monocultivos transgénicos, y el "envenenamiento" de sus tierras. 
 Monsanto, que en 2010 generó ventas netas que ascendieron a los 9.000 millones de euros, controla el 27% del mercado comercial de semillas y el 90% del mercado de semillas de soja. Un control que puede considerarse total cuando se trata de OMG, ya que una de las políticas de la empresa es aplicar a rajatabla el sistema de patentes de sus semillas transgénicas. Monsanto entiende que las patentes son necesarias para asegurarse el pago por sus productos y por toda la inversión que realiza para desarrollarlos. Con la excusa de que "las patentes ayudan a promover la investigación", Monsanto prohíbe a los agricultores transgénicos guardar o reutilizar las semillas que adquieren por lo que están obligados a comprarlas año tras año a la casa madre, so pena de multas que pueden arruinar a los productores. La obsesión de la multinacional para que no se pirateen sus productos les ha llevado a contratar empresas de detectives privados que recorren los cultivos y a habilitar "líneas calientes" para que los agricultores se denuncien entre sí. Hace más de una década, la Fundación Internacional para el Avance Rural (FIAR) viene denunciando que "Monsanto está creando un reino de terror en los campos estadounidenses". La milenaria tradición de las familias campesinas de reservar lo mejor de la cosecha como simiente, "está tocando a su fin por imperativo de la biotecnología

Cultivo de transgénicos en el mundo
En nuestro planeta existen 4.900 millones de hectáreas de tierras agrícolas. Un 3% de esas tierras las ocupan los cultivos biotecnológicos, que en 2011 alcanzaron las 160 millones de hectáreas. Esto representa un incremento del 8% (12 millones de hectáreas) respecto al año anterior. La lista de países la encabeza con 70 millones de hectáreas cultivadas, Estados Unidos, el primer país que comenzó a cultivar OMG en 1996. Le siguen Brasil (30,3), Argentina (23,7), India (10,6), Canadá (10,4), China (3,9), Paraguay (2,8), Pakistán (2,6), Sudáfrica (2,3) y Uruguay (1,3 millones de hectáreas).
Son una treintena los países que han abierto sus puertas a los transgénicos destinados en su mayoría para alimentación animal y la producción de agrocombustibles. Esto significa que de alguna u otra manera existen en el mundo más de 170 países que se resisten a introducir OMG. Así es que esta clase de cultivos se concentra en unos pocos países: Estados Unidos, Brasil, Argentina, India y Canadá plantan el 90% de OMG.
Con el 85% de los cultivos transgénicos de Europa, España ocupa el puesto 17 con unas 100 mil hectáreas cultivadas, principalmente con la variedad de maíz Bt, llamado MON810 de Monsanto. Según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente español, en un año ha tenido un crecimiento en superficie cultivada de 20 mil hectáreas. El 15% restante de hectáreas europeas se las reparten República Checa, Portugal, Eslovaquia, Rumanía y Polonia. Aunque el gobierno de este último, en el pasado mes de agosto decretó la prohibición total de la cepa del maíz MON810 en el país, ante el reclamo de los apicultores y activistas polacos que denunciaron que "el polen procedente estas plantaciones podría ser devastador para la población de abejas que ya se redujo en el país".
La situación de España, donde la superficie no deja de aumentar, contrasta con las reticencias a los cultivos de OMG por parte de la mayoría de los países europeos. El ministro de agricultura español Miguel Arias Cañete ha defendido en el Congreso que el maíz transgénico de Monsanto es más respetuoso con el medio ambiente que el convencional. "El maíz MON810 ha resultado ser una solución en la lucha contra la plaga del taladro para muchos agricultores de amplias regiones españolas como la del Valle del Ebro", aseguró Arias Cañete en su intervención resaltando el "ahorro de muchos litros de insecticidas y pasadas de tractor" que supuso a los agricultores.El debate mundial sobre el cultivo y el desarrollo de OMG parece no tener términos medios. Mientras Monsanto y el resto del empresas de agronegocios, intentan expandir sus semillas patentadas a todos los rincones del planeta ofreciendo soluciones al hambre y a los efectos del cambio climático, los ecologistas y activistas contrarios a las OMG se mantienen en pie de guerra con la firme convicción de frenar el avance de estos cultivos. El llamamiento mundial a manifestarse a las puertas de las delegaciones y sedes de Monsanto por parte de Ocupa Monsanto es parte de la batalla por hacer visible aquello que consideran un problema con connotaciones negativas para el medio ambiente, la economía y la salud.

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