Este boliviano está considerado uno de los economistas más prestigiosos del mundo. Ha sido economista jefe y director del programa de competitividad global en el Foro Económico Mundial, representante del Fondo Monetario Internacional en Moscú y director del Grupo de Indicadores Globales del Banco Mundial. Su trayectoria le ha permitido estudiar gobiernos y economías de todo el mundo, y tiene algo importante que contarnos. En su libro Igualdad para las mujeres, prosperidad para todos (Erasmus Ediciones), que firma junto a Bahiyyih Nakhjavani, nos da datos y estudios que demuestran claramente que la desigualdad de género es mala para la economía, contribuye a la inestabilidad política y azuza el hambre y la pobreza. Sumar es lo más inteligente.
Soy varón y blanco. ¿En qué me afecta la desigualdad de género?
La discriminación de la mujer es una violación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por 193 países. Pero si eso no le basta le diré que en los últimos 30 años hemos comprobado que la desigualdad de género es una nefasta política económica.
Cuénteme por qué.
Hay múltiples evidencias que demuestran que cuando la mujer se incorpora a la fuerza de trabajo mejora el crecimiento de la economía, y al aumentar su capacidad de decisión aumenta la prosperidad de la sociedad.
En política, ¿las mujeres suman o restan?
Haber marginado a la mujer de la economía y de la política ha acarreado costes enormes. De los 193 países de la ONU hay 21 que tienen una jefe de Estado, y el 40% de los éxitos a la hora de manejar la Covid son países dirigidos por mujeres.
¿Alguna otra razón objetiva?
En las últimas décadas, la seguridad ha estado enmarcada en cuestiones militares, pero las líderes la enmarcan en el bienestar humano. Así que puedo casi garantizarle una cosa.
¿Qué puede casi garantizarme?
A medida que los países pasen a estar gestionados por mujeres, a medida que llevemos ese 11% al 50%, la seguridad estará cada vez más vinculada a la educación, la salud y la protección de la juventud que a la fuerza y estrategia militar.
Si no existiera la desigualdad de género, ¿la crisis económica hubiera sido distinta?
Voy a hacer referencia a tres estudios que han salido sobre la participación de las mujeres en la dirección de empresas. Se hizo una encuesta en el 2015 en el Reino Unido a 6.500 empresas listadas en la bolsa. Las dividieron en dos grupos: uno con tres o más mujeres en la dirección y el otro con menos de tres.
¿Y?
Las empresas con más líderes femeninas en las cúpulas directivas obtienen más rentabilidad y mayor estabilidad en la plantilla.
No es poco.
Y mucha menos incidencia de escándalos financieros, fraude, corrupción, todo eso que socava la confianza de los inversores y de los consumidores y contribuye a crear mayor incertidumbre en la economía.
...
Esto refuerza algo que nosotros en el Banco Mundial hemos verificado empíricamente, y es que en general las mujeres son menos proclives a la corrupción que los hombres.
Entendido.
Un estudio reciente del FMI sobre el sistema financiero concluye que los bancos con mayor participación femenina en la dirección son menos vulnerables a la crisis y la inestabilidad. La evidencia empírica es apabullante.
¿También en gobernanza?
Comparar la evolución de los países que tienen cuota femenina en sus parlamentos y los que no es sorprendente.
Póngame un ejemplo.
En los años noventa en India se aprobó una ley que le daba la opción a los estados de introducir una cuota del 33% de mujeres en el consejo de la aldea. Diez años después se vio que la gestión de los recursos públicos en los que habían introducido la cuota había cambiado.
¿Hacia qué dirección?
Mayor calidad de vida de la comunidad. Se estaba gastando mucho más en educación, salud pública y pozos de agua potable. Invertir en educación es invertir en capital humano, y eso potencia el crecimiento económico a futuro.
¿Hay alguna relación entre la desigualdad de género y la inestabilidad política?
¿Sabe cuántas mujeres había entre las cien personas que estuvieron involucradas en la toma de decisiones de entrar o no en la Primera Guerra Mundial, en su ejecución y en el posterior tratado de paz que sentó las bases para la Segunda Guerra Mundial?
Ninguna.
¡Exactamente! El siglo XX es uno de los más sangrientos de nuestra historia, y las decisiones las han tomado unilateralmente hombres, con sus prioridades, prejuicios, impulsividad y testosterona.
Mejor decidir entre todos.
En los últimos años se han hecho estudios que demuestran que cuando la mujer tiene una silla en la mesa de las decisiones importantes, las decisiones son más coherentes.
¿Las leyes también nos discriminan?
En el Banco Mundial hemos hecho una recopilación exhaustiva en 190 países de todas las discriminaciones que tienen incrustadas en sus leyes (la Constitución, el Código Civil, la legislación laboral y tributaria) y hemos identificado 1.700 sesgos en la ley que convierten a la mujer en una ciudadana de segunda categoría.
Póngame un ejemplo.
En Rusia las mujeres tienen vedadas 456 ocupaciones: desde ser chófer del metro hasta docenas de trabajos en el sector energético, que está muy bien remunerado. Y eso es miope.
Pues la visión que domina el mundo es que la mujer le quita el trabajo al hombre.
Cierto, pero eso no quita que ver la igualdad de género como un juego de suma cero en el que mejorar la posición de las mujeres implica un coste para los hombres es absurdo e irracional.
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