lunes, 11 de junio de 2012

George Grosz







La celebridad y el olvido pueden ser simultáneos. La vida de alguien va por un lado y su obra por otro, y a veces la obra se acaba mucho antes que la vida o deja de recibir atención, y el que tuvo reconocimiento ahora continúa trabajando en el olvido, borrado no sólo por los que vinieron después sino por la perduración irritante de algo que él mismo hizo en otra época, y que ahora representa en exclusiva su nombre. Cuando George Grosz murió, en 1959, en Berlín, después de caer borracho por unas escaleras, muchos de los que leyeran la noticia se asombrarían de que hubiera seguido vivo hasta entonces. Su nombre, sus caricaturas de guerra y descomposición, estaban en los libros de historia del arte y en los museos, pero él llevaba muchos años viviendo en el olvido, pintando cuadros que nadie quería exponer ni comprar y dibujos que raramente llegaban a ser ilustraciones de revistas.

Grosz, para cualquiera de nosotros, es la imagen inmediata de la Alemania de Weimar, su comicidad entre apocalíptica y grosera, su estremecimiento de fatalidad. Durante menos de veinte años, entre el comienzo de la gangrena social de la primera guerra en Europa y el triunfo de Hitler, George Grosz fue el artista más moderno, la encarnación de los tiempos, el equivalente en las artes visuales de Kurt Weill en la música o Bertolt Brecht en la poesía. Era tan moderno que se cambió legalmente su nombre de pila alemán, Georg, para llamarse George, por devoción hacia la América trepidante y en gran medida imaginaria del jazz y las metrópolis con rascacielos, automóviles y trenes elevados, y también por lealtad sentimental a las novelas de aventuras americanas de su adolescencia, Jack London, Fenimore Cooper. Había pertenecido al Partido Comunista, pero Nueva York le atraía mucho más que Moscú, y cuando sintió cerca el hocico de los nazis que vendrían sin remedio a buscarlo eligió la emigración, con una agudeza ante el peligro en la que también había mucho de vergüenza ante la capitulación colectiva de su país: el entusiasmo embrutecido por Hitler, la rendición sin lucha de la clase trabajadora, la pasividad aturdida de socialistas y comunistas...  Más información

Triunfo y fracaso de George Grosz
Antonio Muñoz Molina

Fuente:http://elpais.com/diario/2009/10/17/babelia/1255738337_850215.html
           http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/08/actualidad/1339167635_230362.html
           http://es.wikipedia.org/wiki/George_Grosz

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