viernes, 11 de noviembre de 2011

La lógica de Hesse

LA ESCUELA
La educación de Hermann Hesse (1877-1962) en el seminario de Maulbronn fue tan traumática que a sus quince años ya huyó de allí al cabo de siete meses, trató de sucidarse y fue recluido en diferentes cliínicas u hospicios, desde los cuales escribió lancinantes cartas a sus padres. Posteriormente narraría cómo la escuela puede destrozar una personalidad y una vida, en su segunda novela Bajo las ruedas, publicada en 1906, el mismo año que Las tribulaciones del estudiante Törless de Robert Musil (otro desvastador relato sobre educación).
 En opinión de Hesse, "la escuela debe destrozar al hombre natural, vencerlo y limitarlo con la violencia: su finalidad es hacer de él un miembro de la sociedad, según los principios cuyo perfeccionamiento se coronará más adelante por la esmerada disciplina de los cuarteles". La misión confiada por las autoridades al maestro es "domar y aniquilar las brutas energías naturales y los deseos de los muchachos, para, en su lugar, sembrar ideales taranquilos, moderados y reconocidos oficialmente".
 Aún en 1919, en Demian, Hesse escribirá que "de escuela en escuela, se repite el espectaculo de la lucha entre el espíritu y la ley, y nosotros vemos continuamente a la escuela y al estado que se afanan extirpando de raíz las pocas inteligencias profundas, los odiados por los maestros, aquellos a quienes se castiga más a menudo, aquellos que se escapan, o aquellos a quienes se expulsa de la escuela, los que enriquecen el patrimonio espiritual de nuestro pueblo"
  No sorprende que, después de semejantes inicios y con semejantes sentimientos, Hesse abandonara la escuela a los17 años. Después de un año de aprendiz en una fábrica de relojes para campanarios, trabajó ocho años de librero, dedicándose 'a la forma externa' de los libros durante la jornada laboral, y 'a su interior' durante el resto del tiempo. De este modo se formó como autodidacta, de forma orgullosamente asistemática, y dejó una huella evidente de su cultura atípica en la Biblioteca de la literatura universal.
 A lo largo de sus años de vejez, con los trastornos de la adolescencia ya lejanos, Hesse propone su modelo de sociedad bajo forma de utopía, en El juego de abalorios. Ahora puede distinguir entre educación ("la lucha con la personalidad de los estudiantes, la adquisición y el ejercicio de la autoridad") y enseñanza ("el placer que nos llega de trasplantar conquistas espirituales nuestras en otras mentes y verlas transformarse en irradiaciones completamente nuevas").Él ve ahora el peligro para los ingenios sin guía, recordando las "jóvenes naturalezas faustianas que a toda vela navegaban por la alta mar de las ciencias y de la libertad académica y tuvieron que soportar todos los naufragios de un diletantismo desenfrenado". Y descubre, asimismo, un peligro distinto en los talentos que son capaces de destacar, pero no de servir, recordando al docente que "su primer deber sería, justamente, el de proteger a las ciencias y las artes de quien es sólo inteligente", y que a menudo "se ha visto el asalto de las meras inteligencias a la dirección de los ayuntamientos, de las escuelas, de las academias y de los estados, y se han visto todos los cargos en manos de personas de talento en todas las cuales, sin embargo, querían gobernar sin saber servir".

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