jueves, 22 de septiembre de 2022

Modernos

 


  ... millas cuadradas de exiguas casas modernas cuya principal finalidad era sostener las antenas y parabólicas de la televisión; de fábricas que producen baratijas inútiles anunciadas en la tele y, en solares desangelados, filas de camiones para distribuirlas; y por todos lados carreteras y la tiranía del tráfico. Parecía la mañana siguiente de una desenfrenada fiesta nocturna. Nadie había deseado que fuera así, pero a nadie le habían pedido su opinión. Nadie lo había planificado, nadie lo quería, pero la mayoría de la gente tenía que vivir en ello. Mirándolo, milla tras milla, ¿quién habría imaginado que hubieran existido la bondad o la imaginación, Purcell o Britten, Shakespeare o Milton?. Alguna vez, a medida que el tren aceleraba, aparecía el campo y con él el comienzo de la belleza, o el recuerdo de ella, hasta que unos segundos después se disolvía en un río de curso rectificado hacia una esclusa de cemento, o un repentino páramo agrícola sin arbustos ni árboles, y carreteras, nuevas carreteras discurriendo interminablemente, descaradamente, como si lo único que importara fuera estar en otro sitio. En lo que hacía al bienestar de toda forma de vida sobre la tierra, el proyecto humano no sólo era un fracaso, era un error desde el mismo comienzo.

Ian McEwan

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