foto: Zahara Gómez Lucini |
Son cientos los familiares de víctimas que se han visto obligados a convertirse en forenses autodidactas para poder identificar los cuerpos de los sacrificados del siglo XXI. Colectivos de buscadores recorren con palas y picos los campos de Sinaloa, Guerrero, Veracruz, Chihuahua o Coahuila ante la omisión o la complicidad del Estado con los perpetradores. Esas mujeres y hombres han aprendido a crear bases de datos para clasificar a los familiares desaparecidos; a dibujar en sus cuadernos tatuajes, vestimentas u otras señas particulares que faciliten la identificación. A usar "ante mortem", "post mortem", "exhumación y una batería de tecnicismos propios del lenguaje forense que antropólogos han compartido con ellos.
España está muy lejos de ser ejemplar en este terreno. A partir de la transición democrática, son numerosos los testimonios de víctimas y familiares que han permitido localizar los restos de miles de republicanos asesinados, "paseados" y desaparecidos durante la Guerra Civil y la posterior represión franquista. Según datos del Ministerios de Justicia, se han hallado casi 2.600 fosas comunes y se ha exhumado alrededor de 120.000 restos de víctimas en todo el territorio español. Los cálculos de las asociaciones de Memoria Histórica apuntan que los restos sin identificar podrían ser el doble porque los datos no se ha actualizado desde el año 2011.
Fosas del franquismo https://desmemoria.eldiario.es/mapa-fosas/ |
El informe de Francisco Etxeberria, un arqueólogo forense que desde hace algunos años encabeza una investigación sobre las fosas franquistas en colaboración con un grupo de expertos, es desolador. El mapeo de las fosas muestra la magnitud del número de víctimas y la dificultad de recuperar cientos de cuerpos no solo enterrados en montes, descampados o cunetas de difícil acceso, sino también bajo lugares que hoy se han convertido en carreteras o urbanizaciones. En casi veinte años, en España solo se han abierto 740 fosas de la Guerra Civil y la dictadura. Etxeberria calcula que, con algo de voluntad política, en los próximos años se podrían localizar hasta 25.000 cadáveres para identificarlos.
La política de olvido ha hecho mella en una sociedad a la que no parece importarle demasiado que las exhumaciones sean convenientemente lentas y se posterguen cada vez que la derecha vuelve al poder. En la que se alza a la vista de todos el Valle de los Caídos, un monumento que se sustenta -literalmente pisa encima- de cuerpos de hombres y mujeres sin reconocer....
Enrique Díaz Álvarez
La palabra que aparece
El testimonio como acto de supervivencia
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