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Esta semana se ha hecho viral el tuit de una madre exasperada porque a su hija le habían regalado un bañador con relleno. La niña solo tiene siete años y la pieza en cuestión era de la talla 5-6 (cinco años). Lo comparto aquí pues creo que merece un artículo, no tanto porque sea un tema nuevo, que no, sino precisamente por eso: reincide en un gran error.
Relleno. A los siete años. Esta no es edad de querer aparentar pechos. Lo más normal a los siete años es que te pidan hacer castillos con puentes de arena, correr hacia el mar, saltar las olas... Lo más normal a los siete años es que te pidan que la entierres de los pies al cuello en la playa, que le hagas un sitio en la hamaca. Lo que no tendría que ser normal es que te pidan un bikini con relleno en el sujetador... Ni tampoco que la madre, o quien sea, se lo compre.
El relleno se puede sacar, claro. Entonces, ¿qué caray hace allí? ¡Si las niñas de siete años aún no tienen tetas! No hay nada que sujetar, ni que esconder ni que lucir en un cuerpo infantil. Relleno, ¿para qué? El mundo tiende a girar en sentido contrario: la sociedad convierte niñas en mujeres, y al revés. Las presiones se dirigen hacia las menores para que quemen etapas de su maduración, pero también hacia las adultas para que se resistan a envejecer, afea, queda mal, hay que parecer adolescentes.
Hace
unos días, la escritora Tina Vallès escribió un hilo interesante en
Twitter sobre este asunto. Hacía un relato que muchísima gente podría
hacer suyo. Hablaba de los problemas que tiene ella cuando va a comprar
ropa con y para sus hijas. Sin decirlo, se refería al interés de una
parte de la sociedad por hipersexualizar a las niñas, un fenómeno que no
podemos dejar de denunciar, y menos cuando se adelanta a edades cada
vez más tempranas.
Tina publicó lo que sigue:
“Hablo como madre de dos chicas de casi 12 años que están hasta las narices de ver que la mayoría de camisetas de verano que se hacen para ellas o son muy estrechas o las obligan a enseñar el ombligo, o que los shorts les hacen enseñar media nalga, etcétera”.
“Compramos tallas más grandes para que puedan llevar la ropa holgada, pero sé qué se puede llegar a sentir comprando una talla 16 si tienes 11 años, todo lo que te pasa por la cabeza, y no me da la gana que mis hijas experimenten nada de toda esta mierda que se te mete dentro y ya no sale nunca más”.
Más razón que una santa.
De todas las formas de crueldad de una sociedad hacia una criatura, esta es una. Porque, de rebote, con tanta lentejuela, transparencia, tops con rellenos, camisetas con mensajes sensuales, tallas imposibles, tras tanta estupidez, estamos construyendo jóvenes frágiles, esclavas de su imagen, que quizá no se aceptarán a sí mismas, que vivirán un infierno al sentirse obligadas a entablar una batalla con su cuerpo. Todo, por un ideal físico inexistente.
“Se empieza haciendo bikinis de dos piezas para niñas de cuatro años y se acaba diciendo que Winslet es vieja y está gorda. La madre que os parió, el daño que hace todo eso es infinito e incurable, te queda una vocecilla dentro de por vida”.
Y ahora, ¡llamadnos beatas!
Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20210619/7541796/nena-ponte-sexy.amp.html
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