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(Ría de Vigo en una tarde de otoño) |
Aunque la imagen no sea la más típica de una tarde de otoño, lo cierto es que sí que estamos ya en el otoño y eso se nota, no sólo porque lo diga el calendario sino porque, aparte de que va haciendo ya un cierto fresquito, la luz ya no es la misma que la del verano. Como siempre que llegan estas fechas una se propone nuevas metas y propósitos aúnque, hay que decirlo todo, cada vez con menos garantías de poderlas llevar a cabo, de todas las maneras el ser humano tiene una capacidad ilimitada para engañarse y, por lo tanto creer por un momento en las engañifas que él mismo se crea para seguir adelante con folgos renovados; no está tampoco del todo mal.
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