Ignasi Font |
Se calcula que, llegado el año 2100, las 1..190 islas que confoman las Maldivas estarán sumergidas bajo las aguas. El país no se resigna, y ha contraatacado con una flotilla de nuevas islas, entre ellas una ciudad insular, islas flotantes para turistas y una isla-vertedero en la que sepultar los desechos que genera el turismo sobre el que se sustenta su economía. El eslogan turístico del país ("Maldivas, siempre natural"), no podría ser más engañoso.
Uno de los escenarios centrales de esta lucha contra los elementos es Hulhumalé, llamada la "Ciudad de la Juventud" y la "Ciudad de la Esperanza". Construida sobre un arrecife de coral, asoma unos dos metros por encima de las aguas. La primera fase está casi teminada; en 2013 vivían en la isl unas treinta mil personas y se espera que acaben siendo sesenta mil. Se trata de un rectángulo urbano de 188 hectáreas sobre el que se han levantado hileras y más hileras de anodinos bloques de apartamentos. Las 240 hectáreas de la segunda fase contempla edificios más altos y ostentosos, diseñados para albergar a otros cien mil isleños. La idea es que Hulhumalé se convierta en un hogar seguro para aproximadamente la mitad de la población de las Maldivas. No está tan claro a dónde irá el resto, aunque no faltan planes, entre ellos la evacuación en masa a la India.
En paralelo, el Gobierno aprovecha mientras puede la belleza "natural" de las Maldivas y, en 2016, aprobó una ley que permitía a los extranjeros comprar tierras en el páis, siempre y cuando dispusiesen de mil millones de dólares para invertir y el 70 por ciento de la tierra que adquiriesen fuesen terrenos arrebatados al mar. Los extrajeros ricos también pueden comprar propiedades en la Flor del Océano, 185 mansiones, flotantes construidas por Dutch Docklands y dispuestas en forma de una flor autóctona. Asimismo, se ha dado luz verde a otros planes de Dutch Docklands, entre ellos Grenstar, un hotel flotante con forma de estrella, además de un campo de golf flotante de dieciocho hoyos que, si hemos de fiarnos de los prospectos,"contará con muchos obstáculos de agua y vistas al mar de 360 grados".
Los obstáculos de agua y las vistas al océano no escasean en las Maldivas, aunque el Gobierno se esfuerza por no ensombrecer la imagen turística de las islas con la lúgubre y poco atractiva realidad de tener que convivir con el aumento del nivel del mar. Muy lejos de las áreas recreativas flotantes para turistas se ha consturido una isla, Thilafushi, de cariz muy diferente para escamotear a la vista los desechos producidos por la isla y sus industrias más contaminantes, como la del empaquetado de cemento y la del gas. Antes era una laguna azul, pero ahora es un vertedero cuadriculado al que llegan cada día trescientas toneladas de basura".
El mapa de las islas
Alastair Bonnett
Maldivas |
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