Mark Rotko |
Hay un vértigo oculto en cada átomo.
En la mínima parte de las cosas
se encuentra, pertinaz, la inconsistencia.
Unas pocas partículas,
que giran incesantes alrededor de un punto,
dan como resultado
la aparente quietud de la sustancia.
Cuando en el interior de la molécula
hay un ochenta y cinco po ciento en vacuidad,
la solidez es una presunción.
Tal vez sea la causa
por la que no podamos
tener una certeza o un principio al que asirnos:
saber que nuestros cuerpos,
lo que quisimos ser y lo que amamos,
la tierra que lo habrá de cubrir todo,
la materia de cuanto conocemos
está principalmente
compuesta por vacío.
Inma Pelegrín
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