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Alicia Valero en una intervención pública en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona / youtube.es |
Alicia Valero (Zaragoza, 1978) es una referencia en el estudio del
consumo de recursos. Hace 18 años que lo estudia desde el Centro de
Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (Instituto CIRCE).
Dirige el grupo de investigación de ecología industrial de este centro, y
también da clases en varios grados y másteres de la Universidad de
Zaragoza. En 2021 ha publicado Thanatia. Los límites minerales del
planeta (Icaria), un libro en formato de entrevista donde divulga la
crisis de los materiales junto con su padre, también experto en la
cuestión. En la vertiente académica, Valero ha sido más prolífica: 126
publicaciones y numerosos reconocimientos internacionales. Su campo de
estudio puede parecer técnico y concreto, pero nos permite entender
mejor qué pasa con las Play Stations, en la Seat o en el conflicto
afgano.
La fábrica más
grande de Cataluña, la Seat, está en un ERTE. El mayor productor de
coches del mundo, Toyota, ha anunciado que bajará un 40% su producción
mundial de coches este mes de septiembre. ¿Qué está pasando con los
microchips? ¿Es una crisis de semanas o va para largo?
Las
fábricas de microchips son muy pocas en todo el mundo y están
concentradas en Asia. Ha habido una demanda brutal de microchips no solo
a causa de la automoción, sino en general de todos los aparatos
eléctricos y electrónicos. A ello, se ha sumado el hecho de que algunas
fábricas tuvieron que estar paradas por la pandemia, y todo junto ha
provocado serios problemas de abastecimiento. El sector está bastante
preocupado porque no parece que esto pase rápidamente. En 2022 es seguro
que continuarán las paradas, y es posible que se alargue a 2023.
Además, hay el problema de que los coches tienen microchips
relativamente baratos y sencillos, que solo tienen funciones como subir o
bajar una ventanilla. La priorización de los fabricantes es hacia los
microchips de mayor valor añadido, como los de los ordenadores. Los
automóviles están al final de la lista. Hay algunas circunstancias
puntuales relacionadas con la Covid-19 en esta crisis que no conozco
bien porque no soy experta, pero no deja de ser la punta del iceberg de
lo que vendrá en el futuro.
¿Por qué es la punta del iceberg?
Porque
tenemos una demanda creciente exponencialmente y unos recursos del
planeta que son los que son. No se puede soportar este crecimiento con
los recursos que hay. Si haces cuentas, ves que la población aumenta con
una tasa del 1% anual. Y que la depredación de recursos crece más,
hasta un 3%. No solo hay más gente, sino que la gente que hay quiere
más. En una generación habremos consumido tanto como en toda la historia
del ser humano. Está clarísimo que esto estallará de alguna forma. Ya
estamos viviendo estas consecuencias; los microchips son solo una
muestra. Pero realmente todas las materias primas están sufriendo
subidas brutales, porque la demanda sube de manera exponencial y no hay
fábricas que sean capaces de dar abastecimiento ni recursos suficientes
para proveerlas. Tenemos un problema serio que hay que abordar
inmediatamente.
Pero, si no hemos pensado en comprar ningún coche… ¿esto nos puede afectar igual a corto plazo?
Para
empezar, la economía de lugares como Martorell se puede ver muy
afectada. Yo he visto afectaciones en mi entorno. Hay amigos de mis
hijos que quieren una Play Station, y en la tienda no hay. O gente que
necesitaba un sofá reclinable y este no llega porque faltaban
microchips. No es un problema del sector del automóvil; ahora todo
funciona con electrónica.
¿Cuál es tu previsión sobre los recursos que fallarán?
Si
haces un análisis de cómo estamos extrayendo los recursos desde el año
1900 y de cuánta materia prima queda disponible para explotar, te das
cuenta que, si seguimos a este ritmo, hay bastantes materias primas que
tendrán un gran problema de suministro. Sobre todo, si consideras la
transición digital y la transición a las energías limpias. Todo esto
requerirá una serie de elementos que son escasos en la naturaleza.
Y, si estos materiales van buscados, ¿no se podrán encontrar nuevas minas?
No
hay minas operativas suficientes. Y abrir una mina nueva implica, de
media, unos 15 años, y muchos problemas ambientales asociados. Nadie
quiere una mina cerca. No es tan fácil abrir una mina, como hemos visto
en Cáceres. Aunque fuéramos capaces de encontrar nuevos yacimientos, que
por supuesto se encontrarán, el problema está en el hecho que sus
minerales estarán cada vez más diluidos. Esto es como el petróleo: la
rentabilidad será cada vez peor. Es aritmética. Otra cosa es que no
quieras ver el problema.
¿Quién no quiere ver el problema?
La
Comisión Europea ya está diciendo que hay que apostar por nuevos
yacimientos en el territorio porque dependemos de otros países. Pero,
cuando he asesorado a comités de la Comisión Europea y explicaba que
había que reducir, se me echaban a la yugular. Decían que se trataba de
continuar creciendo económicamente. Pero tres más uno son cuatro. Y, si
tienes cinco, solo te queda un margen de uno. Y, si sigues creciendo a
un ritmo de uno, solo te queda un año. Algo hay que hacer. Ahora la
transición energética está planteada para no superar los 2 grados y
llegar a cero emisiones en 2050. O se invierte seriamente en minas y en
la recuperación de materiales, o no llegaremos a estas cifras.
¿Debemos acostumbrarnos a no encontrar lo que buscamos en las tiendas?
Creo
que será más el pan de cada día, sinceramente. Obviamente, todo esto se
ha visto agravado por la Covid-19, y, cuando los precios suben mucho,
al final vuelve a bajar la demanda y todo se vuelve a canalizar durante
algún tiempo. La economía depende de muchísimos factores. Pero lo cierto
es que, si existe un factor limitante, este factor es el físico, el de
los recursos que hay. Tendremos que asumir que, si no tengo una Play
Station, mala suerte y me aguanto, porque sencillamente no hay
microchips para ofrecerme esta consola. Personalmente, estoy pendiente
de que llegue el uniforme de gimnasia de mis hijos, y me han dicho que
hasta enero o febrero no llegará porque los barcos chinos no están
llegando. Fíjate que estamos hablando de un textil, ni siquiera de una
cosa electrónica. Esto será cada vez más cotidiano; tendremos que volver
cada vez más a las raíces de lo local. La globalización actual, además
del impacto ambiental de traer unos pantalones desde China, nos hace muy
vulnerables. Tarde o temprano —y yo creo que más temprano que tarde—
toparemos con estos límites.
¿Qué significa “temprano”?
Hemos
realizado curvas de extracción de recursos minerales. La conclusión
general es que el pico de la mayor parte de los recursos puede llegar
antes de que acabe este siglo, y muchos de ellos antes de 2050. Esto,
contando con las reservas minerales que hipotéticamente existen en el
planeta y que todavía no hemos detectado, y también con una tecnología
futura que podría llegar a extraerlo. Si contamos solo las reservas que
conocemos actualmente, los picos se avanzan muchísimo. Aquí el problema
es que la demanda está aumentando exponencialmente y no hemos entendido
lo que significa el consumo exponencial. No lo tenemos interiorizado;
pensamos en lineal. Pero, precisamente cuando llegó la pandemia,
experimentamos en primera persona lo que implica una transmisión del
virus exponencial. Sin confinamiento, en pocos días nos habríamos
infectado todos. Con ritmos diferentes, pero es la misma lógica de lo
que estamos haciendo con los materiales.
Volviendo a Seat: ¿esto quiere decir que la promesa de fabricar 500.000 coches eléctricos cada año es inviable?
Yo
he trabajado con Seat analizando como diseñar vehículos para evitar
estos cuellos de botella. Si la demanda de vehículos y la de energías
renovables aumentan de la manera que se prevé en los ‘Acuerdos de París
contra el cambio climático’, nos podemos encontrar con límite de
suministro de plata, cadmio, cobalto, cromo, cobre, galio, indio, litio,
manganeso, níquel, plomo, platino, telurio o zinc antes de 2050. Estos
son los elementos necesarios para las baterías de los vehículos, pero
también para las energías renovables y en general para toda la
electrónica. Tu ordenador también tiene batería; todo compite con todo.
Por ahora, no hay baterías suficientes. Yo creo que los fabricantes de
vehículos saben que no habrá baterías para todos los coches que esperan.
El cobalto, por ejemplo, es muy crítico y está concentrado en muy pocos
países.
Si las empresas automovilísticas lo saben… ¿por qué no actúan de una manera diferente?
Los
fabricantes están creando acuerdos con los países proveedores para
asegurar el suministro de materiales. Renault y Volkswagen ya prevén que
las baterías se quedarán en propiedad del fabricante. Esto te da una
idea de lo preocupados que están, de lo estratégicas que son las
baterías, y de lo escépticos que están los fabricantes respecto a las
previsiones que ellos mismos dicen. Lo que no hará un fabricante es
lanzar mensajes apocalípticos.
¿Seat os pide que analicéis si tendrán materiales para sus coches?
Sí,
nuestro grupo de investigación ha hecho varios proyectos con ellos.
Antes de que ocurriera el problema de los microchips, nosotros ya les
hicimos un análisis de varios modelos de Seat diciéndoles cuales eran
las piezas críticas que tiene el vehículo, y como habría que diseñarlas
para mejorar. ¿Sabes cuáles eran las piezas críticas? Justamente la
electrónica, los microchips. Esto fue en 2018. Ya les estábamos diciendo
que “ojo con estas piezas”, porque dependen de unos materiales muy
escasos. Y bien, ya lo ves. Los fabricantes son conscientes de que
tienen que repensar la manera de fabricar, y ahora han visto las orejas
al lobo con el tema de los microchips.
Y los gobiernos, ¿son conscientes del problema? ¿Cómo está preparado el Estado español en este tema?
No
estamos preparados ni mucho menos. Nos hemos hecho vulnerables
intentando fabricar de manera más barata en otros países. Si fabrican
otros lo que es tuyo, aparentemente tú no tienes los problemas de
emisiones contaminantes. Y hemos pensado: ¡que fabriquen los chinos! A
corto plazo podía ser una estrategia, pero a la hora de la verdad, si
los chinos dicen que no suministrarán chips o tierras raras, aquí se
para la economía. No tenemos fábricas, ni materias primas, ni una
industria capaz de obtener materias primas de la basura que estamos
generando.
Pero hoy en día ya somos dependientes del petróleo y del gas de otros países, y no nos va tan mal.
El
problema es que queremos dejar de quemar combustibles fósiles, porque
es lo que hay que hacer, pero lo queremos hacer con el mismo ritmo de
crecimiento. Los aerogeneradores, los vehículos eléctricos, las placas
solares…, todo esto es necesario, y todo esto está basado en materiales
que son muy críticos. Pasaremos de ser dependientes del petróleo a ser
multidependientes de toda la tabla periódica. Puede haber escasez de
litio, puede haber escasez de manganeso, de cobalto… No todos estos
elementos están situados en Arabia Saudí.
¿Quién se está preparando mejor?
El
litio está en Bolivia, Argentina y Chile. El cobalto, sobre todo en el
Congo. Las tierras raras, en China. Pero sobre todo seremos dependientes
de China. Ellos tienen o bien los recursos o bien el procesamiento y
refinamiento de los recursos de otros países. Y está comprando terrenos
ingentes de África y de América Latina que contienen recursos. Son la
fábrica del mundo y saben que quien tenga los recursos tendrá el poder.
China tiene, desde hace décadas, una política de acaparamiento, o como
mínimo de asegurarse el suministro. Los otros países no lo han sabido
ver. Nosotros seremos más bien unos espectadores.
Algunos
países petroleros, en América Latina y en Oriente Medio, han sufrido
inestabilidad política y guerras como consecuencia de la lucha por su
petróleo. ¿Puede pasar lo mismo con países que tienen muchos recursos
minerales?
Esto ya está ocurriendo en Marruecos. Los
conflictos que hay por el Sáhara Occidental no son para apoderarse del
desierto. Son porque tienen las mayores reservas de fósforo del planeta.
El fósforo es el oro verde, porque es la materia prima de los
fertilizantes, y quizás podemos vivir sin microchips pero no sin
alimentación. Las plantas necesitan este fósforo. Hoy en día hay mucha
menos hambre en el mundo porque hubo una revolución de la agricultura
con los fertilizantes. La productividad de los campos aumentó mucho.
Pero se han echado tantos fertilizantes en los campos que hay unos
problemas de contaminación brutales. Y estamos viendo una desaparición
de suelo fértil. O encontramos otra revolución verde en la que no
necesitemos estos fertilizantes minerales, o lo tenemos difícil. En el
caso de Afganistán, no me atrevería a decir que ha estado determinante
porque desconozco el background del país. Pero en 2007 ya era uno de los
países estrella en busca de nuevas reservas de elementos como el litio.
Si ahora mismo los chinos la tienen a bien con los talibanes es porque
hay unas reservas estratégicas que interesan. Obviamente, de trasfondo
del conflicto puede haber otros muchos factores, pero por supuesto en
Afganistán hay reservas de varias materias que son estratégicas.
Muchos
economistas defienden que es posible seguir creciendo sin consumir
tantos materiales, porque en una economía digital ya no harán tanta
falta, y entonces no habrá que sufrir por la escasez. ¿Cómo lo ves tú?
Precisamente
son las tecnologías digitales las que más materias primas escasas
necesitan. Esto, para empezar, pero es que, además, la historia nos dice
que, cada vez que hemos mejorado la eficiencia de algún equipo, ha
ocurrido un efecto rebote. Los coches ahora son más eficientes que
nunca, pero utilizamos la mejora para fabricar muchos más coches. Y, al
final, lo que tienes es un aumento exponencial de la depredación de los
recursos. Hay que buscar la eficiencia, evidentemente; pero, si eso no
va acompañado de repensar el modelo de sociedad que tenemos,
difícilmente lo cambiaremos. Hay que replanteárselo todo muy seriamente.
En el fondo, la pandemia nos ha enseñado mucho sobre esto: lo que hay
que hacer es bajar la curva.
¡Una de las apuestas podría ser que todos estos materiales se reciclen!
En
el caso de los coches, hemos hecho estudios para ver como se podría
hacer un reciclaje mejor. Y, actualmente, todos estos elementos que son
críticos los estamos perdiendo. Cuando llevas un vehículo a desguazar,
le sacan las ruedas, los fluidos, el catalizador…; esto, con suerte. Los
aceros del coche, que son ultraresistentes, se juntan con las chapas de
cualquier electrodoméstico, y el acero que queda es de baja calidad,
con impurezas. De todo ello, se dice que actualmente se reciclan los
vehículos en un 95%, que es a lo que obliga la legislación. Pero en
realidad lo que se recicla es un 95% del peso, y los minerales críticos
se pierden en el vertedero o quedan diluidos en la mezcla de aluminio.
Hoy por hoy, no existen procesos mejores que recuperen estos elementos,
los que están en los microchips y que son esenciales. No será fácil,
pero hay que entender lo estratégico que es recuperar estos elementos.
Ahora mismo estamos parando las fábricas de vehículos de 1.000 kilos
porque nos faltan unos microchips que pueden pesar 3 gramos.
Di algún ejemplo de mineral desconocido para el gran público que utilizamos mucho y que echaremos de menos pronto.
El
telurio, por ejemplo. Se emplea en los nuevos paneles fotovoltaicos,
porque son más finos y eficientes. Pero no hay minas de telurio, porque
son elementos que salen del refinamiento de otros elementos mayores,
como el cobre. Es decir, que están supeditados a la producción de estos
minerales mayores. No abrirás una mina específicamente para el telurio
si lo que puedes sacar son unos gramos por tonelada. Con el indio pasa
lo mismo: es un material que hace que puedas mover la pantalla del móvil
con el dedo. Y es necesario para los LED. Y una sola compañía china
suministra una gran parte de este indio.
¿Y las tierras raras? ¿Por qué son importantes?
Se
llama tierras raras a un conjunto de 17 elementos de la tabla
periódica. Algunas son muy críticas para las energías renovables, como
el neodimio y el disprosio. Con estos dos materiales hacen imanes muy
fuertes, unos imanes que son necesarios para cualquier motor. Todo motor
eléctrico tiene tierras raras: ordenadores, cámaras, vehículos…
Cualquier cosa que se mueva lo tiene: incluso un sofá reclinable. Pero
no hace falta fijarse en materiales tan concretos para darse cuenta de
la gravedad de la situación. El sector de la construcción está temblando
por los precios de las materias primas que no son raras. La madera está
subiendo muchísimo. El aluminio y el cobre, también. De momento, los
promotores están asumiendo esta subida de precios, pero no sé cuánto
tiempo aguantarán así. Al final nos lo repercutirán. Todo está
relacionado con el consumo exponencial. Por algún lado tiene que
explotar.
Si falla alguno de estos materiales, ¿es posible que encontremos alternativas para fabricar a partir de otras cosas?
Siempre
se buscan alternativas. Todo es reemplazable. Pero en el sistema de
producción actual no lo es, porque todo se basa en el just in time. Si
necesito un pedido de microchips, es para mañana. Tenemos que ir hacia
un modelo diferente, de stocks más grandes, de más flexibilidad, porque
las cadenas de suministros cada vez son más débiles. China ya hizo un
embargo de tierras raras en 2010 y los precios subieron de manera
brutal. Puede volver a ocurrir que se frene bruscamente la circulación
de cualquier de estos materiales, como estamos viendo ahora con los
chips.
Si no hay bastante materiales para hacer la transición
energética, ¿nos veremos forzados a incumplir los objetivos porque no
habrá alternativa a quemar gas y petróleo? ¿Qué podemos hacer para dejar
de contaminar sin agotar los materiales?
No creo que sigamos
quemando combustibles fósiles al ritmo actual porque, como explica
Antonio Turiel, ya hay desinversión por parte de las petroleras. Ya no
buscan nuevas reservas. Y se están cerrando las centrales de carbón.
Está en la mente de todos que tenemos que ir hacia las energías
renovables. Pero hay un problema: la extracción de minerales necesarios
para la transición energética es a base de energía fósil. Ahora mismo,
la minería ya es el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Si la demanda aumenta, también lo hará la extracción de minerales. El
impacto climático de esta minería en el futuro será mayor. ¿Podremos
descarbonizar la economía tal como está pensado? Yo creo que no, porque
no se ha tenido en cuenta este factor, y descarbonizar el sector de la
minería es muy complicado. Si no nos podemos desarrollar con las
renovables, volverá el viejo debate de si alargar la vida de la energía
nuclear. Pero esto último ya no es ciencia, sino mi opinión. En todo
caso, creo que no nos podremos desarrollar tal como habíamos pensado.
Habrá paradas económicas y bajará el PIB. O cambiamos el modelo, o la
falta de recursos nos hará cambiar bruscamente el modelo.
Fuente: https://www.rebeldes.info/2022/08/entrevista-a-alicia-valero.html?spref=tw