Al leer no buscamos ideas nuevas, sino pensamientos ya pensados por nosotros, que adquieren en la página un sello de confirmación. Nos impresionan las palabras de los otros que resuenan en una zona ya nuestra -y que ya vivimos- y que al hacerla vibrar nos permiten apresar nuevos atisbos en nuestro interior.
El oficio de vivir
El oficio de poeta
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