Desde el principio, Qatar fue acusado de
sobornar a la FIFA para albergar el Mundial de 2022. El país ha
importado miles de trabajadores emigrantes de otros países más pobres, y
cientos de ellos han muerto
durante la construcción de las instalaciones. A menudo, los pasaportes
de estos trabajadores son confiscados al entrar en Qatar, y para irse requieren ciertos visados.
Muchos informes indican que los trabajadores no pueden abandonar el
país y sus empresas pueden retener su paga casi indefinidamente. Esto ha
afectado especialmente a los trabajadores nepalíes, ya que a muchos de
ellos se les ha negado la oportunidad de volver a casa tras los terremotos
que han devastado Nepal. El intenso calor en Qatar (que puede llegar
hasta los 50ºC) no solo hace más duro el trabajo, también significa que
el Mundial tendrá que celebrarse en invierno, lo que afecta a muchas otras organizaciones deportivas en todo el mundo.
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